INTRODUCCIÓN Transcurriendo el año 1997 supe presentarles, con motivo de las jornadas anuales organizadas por la Asociación de Musicoterapeutas de la República Argentina (AMURA), un escrito
llamado: “Hacia una epistemología de la Musicoterapia” - Introducción para una investigación de los procesos musicoterapéuticos en gerontes institucionalizados; originado este por la preocupación
de que la mayoría del material bibliográfico en donde se daba cuenta de los procesos que en nuestra práctica se desarrollaban, no contaba con fundamentos desde el propio campo epistemológico, no
dando cuenta de la eficacia desde la especificidad poniendo en riesgo la legalidad de nuestro quehacer.
Afortunadamente hoy la situación es diametralmente opuesta; prueba de ello es la realización de este evento y la importante producción escrita que varios colegas que trabajan en este campo han
comenzado a presentar.
Pues bien hoy en este contexto retomaré entonces en primer lugar, y en forma sintética aquellos basamentos epistemológicos ya propuestos, a saber, aquellos que respondían a la pregunta de: ¿Cómo
investigar, reflexionar y plantear hipótesis teóricas sobre los procesos humanos, los musicales, y los musicoterapéuticos?
Finalmente arriesgaré nuevos enunciados conceptuales que responderán en parte a los interrogantes que fueron planteados en el final de aquel escrito, a saber: Cuáles son las cosas que suceden
inevitablemente cuando un viejo se acerca a la música, cómo la música opera cuando se encuentra con el viejo institucionalizado, de cómo él opera con ella, de cuál es nuestro lugar en dicha
operación, y finalmente qué elementos son inevitables y qué elementos son elegidos.
CONCEPTUALIZACIÓN DE BASE Decíamos en aquella oportunidad:
1- Que la naturaleza del material de los fenómenos y procesos musicoterapéuticos necesita de la anulación del paradigma cartesiano del dualismo objeto-sujeto (los remito a la lectura del libro
"Los caminos de la musicoterapia" de Even Ruud y "El extranjero" ponencia realizada por el Mt. G. R. Espada en las jornadas anuales de AMURA en el año 1994).
2- Citando a D. Cooper y al Mt. G. R. Espada planteábamos que era necesario poder entender la mecánica y constitución de los procesos musicales y musicoterapéuticos: a) Que se originan en una
perturbación mutua entre observador y observado. b) Que la metodología y el objeto son codeterminantes y nunca son iguales a sí mismos. c) Que sus estructuras no se rigen por fundamentos
lógicos-sintácticos, sino por lo que caracteriza al Arte: un decir o pensar paradojal, que quiere decir posibilitador de construcciones de sentido.
3- Afirmábamos que los musicoterapeutas que quisiésemos construir un campo de investigación propia deberíamos ya en forma tácita y a priori ser epistemólogos de los procesos musicales
(estéticos); allí fundamentaba dicha afirmación mostrando algunos intereses en común entre el campo de investigación musical y el musicoterapéutico: cómo se percibe la música, si tiene o no
estructura, si significa algo, etc. 2 Ver respectivamente en Even Ruud; “Los caminos de la musicoterapia”; Ed Bonum, 1992, y G. R. Espada; “El Extranjero”; Ponencia Jornadas Amura, 1994. 4- En
aquel punto del escrito surgían los que serían los conceptos nodales en el análisis a saber: a) Lo que hace distintivo a nuestro campo epistemológico del de la estética es que en este último no
se consideran los propósitos con los que se crea y practica un arte; en oposición a ello en nuestro campo debemos notar y considerar que el arte nos convoca con un propósito: el interés de
otorgar salud. b) Que la música se ha creado y practicado con diversos propósitos a lo largo de todos los tiempos: entrenamiento moral, catarsis, propaganda, seducción, educación, etc. c) Que
sería fundamental que el Mt. que investiga conozca que propósitos valora y sostiene desde sus creencias personales y/o mitos culturales cada uno de sus pacientes, y que procesos saludables dichas
creencias o mitologías pueden favorecer. Hoy les agrego un breve ejemplo: el paciente A sostiene y vivencia que los valses de Strauss son sedantes. El paciente B sostiene y vivencia que son
energizantes, etc. Por lo tanto decía en aquel momento sería fundamental que el Mt. que trabaja e investiga, no solo conozca los datos personales musicales o preferencias de estilo, sino que
indague sin valorar el sistema de creencias que posee, además de no imponer el propio sistema de creencias. Hoy también agrego: sobre todo no imponer algún conocimiento estadísticamente
comprobado; será en general más importante la excepción que la regla. d) Abordamos también el problema ético que representa nuestra intención de promocionar salud, y partiendo de la premisa de
que la música ha servido y sirve a diversos propósitos, llegamos al árido tema del uso y abuso en la utilización de la música. Allí en primer lugar distinguimos como, a lo largo de la historia,
existió la utilización de la música en el campo político-social con propósitos que las sociedades establecen como ideales a cumplir, traducido esto en técnicas dirigidas a la persuasión masiva,
el control, arriesgando la presunción de que todos estos casos de "utilización de la música" son para que el individuo pierda su diferencia con el otro, se iguale en: "más bueno, más sano, más
generalizable, más previsible en sus conductas, más estadístico, más manejable". e) Decíamos que nuestro material era apto tanto para establecer "un bien general" para la sociedad como para
establecer "un bien para cada individuo en particular". Nos imponíamos por esto una reflexión acerca del rol que las instituciones de salud le suponen a la musicoterapia: Nos hacíamos la
siguiente pregunta ¿cuándo una institución nos contrata, lo hace para promover el bienestar público general o tiene un interés en la salud de sus pacientes?. En esto no podemos generalizar pero
si señalar que en algunas ocasiones pareciera que los Mt. deberíamos responder a las instituciones que quieren utilizar políticamente a la música. Dichas instituciones saben que cuentan con un
material eficaz y apto para sus propósitos. Lo saben porque no les es desconocido el ancestral empleo abusivo de la música con fines políticos y de control. En general lo que no saben es que
dicho material es apto también para todo lo contrario de sus intereses. f) Analizábamos dicha imposición abusiva como una imposición de un ideal.
5- En oposición a esta posición abusiva se citaban postulados teóricos de investigadores en musicoterapia que desde nuestro campo epistemológico daban cuenta de esta diferencia: "Difícilmente se
sustrae el hombre de la vida, si esta le ofrece una posibilidad de moldear su parte en ella. Es en este accionar sobre la realidad que se moldea cada individuo y tal proceso opera, por la
concreción de sentidos que la persona produce a su vez".3 El Mt. G. Gauna nos esta hablando así de la eficacia del símbolo y los modelos expresivos individuales: "El devenir expresivo,
independientemente de las diferentes interpretaciones teóricas posibles, nos permite acceder ya no a la salida transitoria de un contenido, sino a una resolución final, a un gran cierre
representativo".4 "Lo terapéutico sería aquello que obra allí donde el sentido está clausurado...(...)...pensar la salud como abierta a lo posible, pasa entonces a ligarse con lo
ético...(...)...pensar la salud desde la estética es pensar lo sano como lo artístico..." 5 En la segunda parte de aquel escrito se daba cuenta de la temática que hoy nos convoca. En primer lugar
se ponía en contexto a través de conceptualizaciones valiosas de otros campos epistemológicos, características de la problemática de la vejez en general, de la problemática de la vejez y la
sociedad, y de la problemática de la vejez y las instituciones geriátricas en la actualidad. Las citas correspondían a S. de Beauvoir de su libro "La vejez" y a M. Manonni "Lo nombrado y lo
Innombrable"6 . Mencionábamos a partir de aquellas citas, como característica saliente, y como aquello que deberíamos tener presente los musicoterapeutas, la doble intromisión abusiva que la
sociedad ejerce en relación al individuo que envejece: - Por un lado la imagen que el otro le impone al viejo y lo hace verse como tal. - Y por el otro lado, la segregación, que como modalidad
imperativa, ejercen en la actualidad las sociedades occidentales. 3 G. Gauna. “Entre los sonidos y el silencio” Ed Artemisa, 1996 4 Idem; Op cit. 5 G. R. Espada; “La Estética de lo sano” Ponencia
III Foro para el Equipo de Salud de Oncología y SIDA.; (Sd.) 6 Ver respectivamente en S. Beauvoir; “La Vejez”; Editorial Sudamericana, 1970 y M. Manonni; “Lo nombrado y lo Innombrable”; Ed. Nueva
Visión, 1992 Allí ofrecíamos como conclusión el siguiente enunciado: Ha quedado explicitado que nuestro material, la música, está a disposición tanto para su uso como para su abuso, social o
terapéutico, en otras palabras tanto, por un lado para: - Requerimientos para la construcción y desarrollo de modelos expresivos e individuales (estéticos) para la salud, por la posibilidad de
que estos generan infinidad de sentidos, todos los que sean necesarios para cada individuo. - Requerimientos para sostener las creencias y mitos de cada individuo particularmente. Como por otro
lado, para: - Requerimientos políticos-sociales impuestos por el Estado que sostienen requerimientos morales (ideales) de salud. - Requerimientos de otras comunidades científico-filosóficas
impuestos de forma solapada, con el beneficio secundario de la valoración profesional por parte de dichas comunidades de nuestra práctica. Luego planteábamos que teniendo en cuenta lo que
caracteriza a la situación analizada (vejez institucionalizada), recordando la doble intromisión abusiva de la sociedad en relación al individuo que envejece que habíamos mencionado, no debería
causarnos sorpresa que en musicoterapia en geriatría encontremos postulados que sostengan algunas de estas posiciones abusivas.
CONCEPTUALIZACIÓN SOBRE LOS PROCESOS MUSICOTERAPÉUTICOS EN GERONTES INSTITUCIONALIZADOS Como ya dijimos en la introducción hoy nos abocaremos a responder algunos interrogantes que giraban en
torno al principal cuestionamiento, a saber: cómo la música opera cuando se encuentra con el geronte institucionalizado, cómo él opera con ella, y cuál es nuestro lugar en dicha operación. Para
poder continuar con el desarrollo de este planteo daré vuelta este interrogante para dirigirnos directamente al eje del desarrollo conceptual; diré: 1) ¿qué problemáticas de esta situación (vejez
institucionalizada) se evidencian ineludiblemente en el terreno de la práctica en musicoterapia? 2) ¿Qué corrimientos, aperturas y operaciones acontecen o son posibles? 1) Lo que se evidencia.
Como he mencionado en la introducción contamos con material bibliográfico de colegas que hablen de ello. El Mt. Marcos Vidret en su ponencia llamada " El sonido en los tiempos del viejo" nos
dice: "El Devenir vital no es una continuidad como en etapas anteriores hay una ruptura respecto de la vida pasada " y cita a A. Muñoz cuando dice que la vejez no es una edad cronológica, sino
que es la perdida de la ilusión” 7 . El Mt. Enrique L. Nicolaas en su trabajo "Los Puentes del Tiempo" evidencia la aparición en nuestro quehacer de la misma problemática: 7 E. Nicolaas; “Los
Puentes del Tiempo- Musicoterapia en Geriatría: Reflexiones”. Ponencia en II Jornadas Internas de Musicoterapia (UAI); Ciudad de Rosario, Santa Fe, 1998. "Imposibilitados para olvidar eso que
ven"(...)..."aquello que aparece como temido, verse como "esos" que están locos, inválidos o perdidos, aquellos que en un principio estaban "bien", hoy, después de dos años, ya no lo están y más
terrible aún algunos ya no están”... Lo pondré ahora en mis palabras: se evidencia un cambio en la vivencia del tiempo; finaliza un tiempo: el de la inmortalidad, el otro tiempo: el de la
mortalidad se ve crudamente, se pierde esa ilusión de la inmortalidad. Se suma a esto un lugar de sujeto-objeto de cuidados por parte de su entorno que, me arriesgaría a suponer, se sostiene para
ocultar el gran temor que inspira esta situación a quienes no queremos ni podemos ver esa realidad sin ilusión. Influida por cierto lenguaje lacaniano, diré: se produce la caída de un velo; de un
velo que les permitía mantener la ilusión de la vivencia de un tiempo infinito. 2) Corrimientos o aperturas y operaciones que se dan frente a esta problemática cuando se brinda el espacio en
musicoterapia. Sobre este punto el Mt. E. Nicolaas realiza el siguiente recorrido conceptual que consideraremos. Nicolaas plantea el área de musicoterapia como el sitio donde poder ser, donde
poder estar y donde poder transitar. Toma del pensamiento de Nietzche el concepto de "olvido" que lo define como una fuerza activa, positiva ... (...) "cerrar de vez en cuando las puertas y
ventanas de la conciencia...un poco de silencio...a fin de que de nuevo haya sitio para lo nuevo".8 El Mt. Nicolaas plantea que ese sitio (el olvido) es el lugar desde donde el área de
musicoterapia comienza a inmiscuirse en la vida de los viejos. A mi parecer, también se pregunta y vislumbra cual sería su posición y cuáles serían sus estrategias para sostener estas
operaciones; cito sus palabras: “crear un puente entre mi deseo, criterio u observación y las historias de ellos"... “crear un puente un nexus temporal que posibilite capturar, al decir de una
paciente, "ese momento fugaz".9 Luego sin hacer una conceptualización teórica conclusiva, pero, con todo el peso que la realidad de un caso clínico contiene, nos relata y a la vez nos advierte:
“se me ocurrieron varias cosas para improvisar, para unir, para trazar algún puente en el próximo encuentro. Esa misma noche Elena muere. En la sesión siguiente ella no estaba, como tampoco
estaban mis suposiciones, mis puentes, mis estrategias que la incluían". Ahora mi conceptualización… Primer corrimiento Cuando a un viejo institucionalizado se lo convoca a participar de un
espacio donde se lo invita, junto con otros, a ser sujeto productor desde lo expresivo-artístico, a vincularse con esos otros desde allí, y a generar procesos y producciones a este nivel, acepte
o no, opera en él el primer corrimiento, el primer cambio de posición; ese "ser objeto de cuidado" desaparece. Hay desde el rol del Mt. una mirada que lo coloca en el lugar de sujeto
potencialmente expresivo; al decir del Mt. G. Gauna, hay allí, para nuestra mirada anticipadamente, un sujeto que se dará a conocer expresivamente, estéticamente. Es importante enmarcar que este
corrimiento es ineludible sea que acepte o no concurrir al espacio, ya que se posiciona como sujeto en tanto puede elegir: cuenta con algo que lo interpela desde "este otro lugar"; lo ve desde
otro lugar y lo invita a ponerse en otro lugar. 8 Ver en F. Nietzsche “la Genealogía de la Moral” Ed Alianza , Madrid. 1991, pág. 65 y 66. 9 E. Nicolaas, Op. cit. Otros posibles corrimientos.
Analicemos algunas características de este sujeto expresivo a considerar, y de cómo se da a ver en el área de musicoterapia en el ámbito de la geriatría: - En ocasiones no surge un sujeto
expresivo “activo”; se deja entrever en narraciones del pasado desde lo verbal, presentificándose, por ejemplo, durante una audición, en el brillo de una mirada o tal vez, en el movimiento casi
imperceptible del cuerpo sometido a la quietud por alguna afección neurológica o psicológica o ambas. - Otras veces hay un registro de un sujeto expresivo del pasado que ha sido modificado en
cuanto a su estética, su forma: quien antes tenía un gran caudal de voz, hoy tiene un hilo de voz, quien antes danzaba libremente, ahora está en una silla de ruedas. A manera descriptiva les
muestro posiciones posibles, a partir de cómo el sujeto que envejece y es institucionalizado opera cuando se le ofrece un material que lo coloca en el lugar de sujeto de expresión: a) Habrá quien
se permita reconocerse en esta nueva forma expresiva-estética con la que ahora cuenta. b) Habrá quien solo se lo permita en forma intermitente. c) Habrá quien elija sostenerse en su forma
expresiva del pasado, pero presentificándola en la rememoración: ejemplo 1: un paciente nos acerca antiguas grabaciones con su voz, para darse a conocer al grupo y a la musicoterapeuta. Ejemplo
2: Una paciente, que en su juventud era pianista, durante una audición en que se escucha un vals de Chopin dice: “...se estudia en el tercer año...se me eriza toda la piel...se me ponen todos los
pelos de punta...” Ella, aunque hayan pasado 70 años, habla en presente. Por lo tanto hay una reflexión obligada para hacer: ¿Valdría de algo la actitud persistente u obstinada de un
musicoterapéuta que hace de la presencia de “un sujeto activo” una condición imprescindible a la hora de plantear su trabajo, o la variante de tener esto como un objetivo primordial a ser
logrado? ¿Podría algún musicoterapéuta afirmar y fundamentar que es más sano para el viejo posicionarse como sujeto expresivo activo en el presente, a posicionarse como sujeto expresivo activo
presentificado en la reminiscencia, tan presente y tan real como la piel erizada y los pelos de punta que vivenciaba la paciente del ejemplo? ¿No es ésta solamente una elección individual a ser
considerada? Lo que es incontestable es que ambos caminos son dos formas diferentes que viabilizan una vivencia en el presente, por ello nueva, que el viejo muestra como modalidad de
pocisionamiento como sujeto expresivo y estético. Por otro lado esto esta íntimamente ligado, entre otras cosas, al porque de la posibilidad, anteriormente mencionada, del viejo vivenciando al
espacio de musicoterapia, como un tiempo–espacio diferentes. Resumiendo: * en primer lugar hemos considerado la situación de la perdida de la ilusión. * en segundo lugar hemos considerado cómo
nuestro quehacer pone en evidencia dicha problemática. * en tercer lugar hemos considerado como frente a nuestro quehacer el viejo puede sostener y vivenciar un material que le permite tener
nuevamente una realidad presente, sostenida en la vivencia de ese otro tiempo, que ni es el tiempo infinito que se vive antes de la vejez, ni es el tiempo finito que se vive cuando el velo cae y
se empieza a ver a la muerte a la cara. El cuestionamiento que se impone a continuación es el siguiente: ¿Cómo sostener en forma no moral, abusiva e ideal esta alternativa que nuestro quehacer
potencialmente entraña? Es decir, ¿cómo proponer ese otro “tiempoespacio” diferente que se instaura cuando un sujeto expresivo toma cuerpo, sin imponerlo? Cada uno de los viejos construye una
manera de enfrentar la problemática que hemos conceptualizado como pérdida de la ilusión o como caída del velo frente al tiempo finito. Cada uno configura una forma (¿estrategia?) peculiar y
personal. Así, por ejemplo: El paciente “A” se obstina en levantar el velo, negando la caída del mismo; la música del pasado es lo único de valor y sólo puede ser vivenciado en el presente, lo
pasado: la música del pasado es lo único que le da sentido a la música del presente. El paciente “B” muestra intermitencias en su forma de vivenciar y construir nuevamente un velo: a veces puede,
a veces no. El paciente “C” tiene un registro de la caída del velo pero no tiene interés en modificar su posición frente a esta vivencia. El paciente “D” en el espacio de musicoterapia puede
construir, armando y desarmando cada encuentro con cada encuentro, un proceso desde su ser expresivo que le permite vivenciar esa nueva ilusión desde esa otra realidad que nuestro quehacer le
ofrece; construye esa nueva ilusión en el presente desde la vivencia real y simbólica de ese otro tiempo y espacio que le ofrece la vivencia estética y expresiva. Concluyo aquí mi
conceptualización haciendo hincapié en que todas estas variantes, de configuraciones y tantas otras como los viejos formen, son configuraciones, formas, no valorizadas, de cómo el viejo se
posiciona frente al quehacer musicoterapéutico. Ninguna de ellas debería ser considerada como ideal, mejor o peor; no se trata de proponer llevar a todas hacia una, sino de acompañar y sostener
todas y cada una de ellas. La propuesta es tal vez, estar atentos a los corrimientos que de una a otra se den favorecidos por nuestro quehacer, y también, fundamentalmente: sostener lo que la
musicoterapia muestra y posibilita cuando nos interpela y nos invita a ser sujetos expresivos: la infinita posibilidad de construir nuevas realidades desde ilusiones nuevas o viceversa.
Mt. Andrea Mariana Barreto.
BIBLIOGRAFÍA
Gauna, G.: - “Entre los sonidos y El silencio”. Ed. Artemisa, 1996.
Nicolaas, E.: - “Los Puentes del Tiempo- Musicoterapia en Geriatría: Reflexiones”. Ponencia en II Jornadas Internas de Musicoterapia (UAI). Ciudad de Rosario, Santa Fe, 1998.
Rodriguez Espada, G.: - “La Estética de lo sano”. Ponencia en III Foro para el Equipo de Salud de Oncología y SIDA., Sd. - “Ceremonias de Conocimiento”. Ponencia en Jornadas AmuRA, 1993.
Vidret, M.: - “El sonido en los tiempos del Viejo”. Ponencia II Simposio Argentino De Musicoterapia, Sd. i En la revisión (2018) se ha decidido no modificar la terminología “gerontes” empleada en
el año original del escrito (1997), a pesar de ya estar en desuso, para respetar la historicidad de la escritura. En la actualidad ha sido reemplazada por “Personas o Adultos mayores”
Introducción para una investigación de los procesos musicoterapéuticos en gerontes * institucionalizados.
Mt. Andrea Mariana Barreto
Buenos Aires 1997
INTRODUCCIÓN
Ante todo quiero enunciar el porque de este trabajo de reflexión.
Mi necesidad de fundamentar teóricamente el trabajo que realizo en instituciones geriátricas, puso en evidencia innumerables cuestionamientos tanto sobre mi práctica como la investigación que
pudiere hacerse sobre ella. En este escrito entonces la referencia al trabajo con gerontes institucionalizados, entre otras cosas, es excusa... excusa que me introduce y enfrenta con la
comprensión de la esencia de nuestra labor: la peculiar vinculación entre el ser humano y el arte (la música), y la relación de ésta con la salud y el rol que la sociedad desempeña en ello. Es
intención de este escrito contribuir en la delimitación del campo de aplicación e investigación de nuestra práctica; es decir que reflexionemos sobre la especificidad, la eficacia y legalidad de
nuestro quehacer. Quiero así poner en evidencia y analizar dichos cuestionamientos:
1) En primer lugar aquellos que no son privativos de la práctica musicoterapéutica con gerontes institucionalizados y que comparto con colegas que trabajan e investigan sobre diferentes campos de
aplicación.
2) En segundo lugar aquellos que sí lo son, como qué operación y/o proceso saludable favorezco u otorgo cuando sostengo y brindo un espacio/tiempo para la música a una persona institucionalizada
que atraviesa la última etapa de su vida.
A lo largo de esta puntuación iré formulando algunas hipótesis en relación al tema de la especificidad y la delimitación del campo de trabajo e investigación, mencionando cuales son los
obstáculos que impiden en la actualidad que la musicoterapia exista y progrese como campo de investigación en el campo de la salud.
I PARTE
1) ALGUNOS CUESTIONAMIENTOS COMPARTIDOS
Los musicoterapeutas que estamos hoy aquí en este encuentro, hemos venido a compartir y conocer las reflexiones y conclusiones de nuestras investigaciones. ¿Investigaciones sobre qué? Sobre
aquellos actos que fuesen propios y característicos de nuestra práctica: operaciones y procesos musicales que promoviesen salud.
Ahora bien, la realidad es otra. Nuestra realidad actual en investigación y práctica fue bien definida por E. Ruud en su libro “Los caminos de la Musicoterapia”, cuando dijo: “La musicoterapia se
define de acuerdo al grupo de pacientes en tratamiento, al grupo de edad o a la filosofía terapéutica específica del terapeuta que la define”1. El autor ubica el origen de dichas divergencias
principalmente en el problema instaurado en la filosofía de las ciencias por el paradigma cartesiano del dualismo sujeto-objeto. En verdad vemos que en la actualidad la musicoterapia, como todas
las demás ciencias humanísticas, ha quedado atrapada en esta supuesta división de la realidad de las cosas que plantea el mencionado paradigma: a) quedan de un lado los aspectos
objetivables del ser humano y de la música como lo único posible de ser conocido e investigado, como lo único a ser considerado por la investigación científica. b) queda de otro lado lo que
no es posible de ser conocido ni investigado objetivamente de la música y del ser humano, afirmándose que no puede hacerse ciencia (conocer) dichos aspectos. (Más adelante diré lo que se
hace en musicoterapia en la actualidad).
Pues bien hagamos el primer cuestionamiento: ¿Cómo hacer entonces para investigar, reflexionar y plantear hipótesis teóricas sobre aquellos procesos humanos, los musicales, sin quedar capturados
por dicha trampa epistemológica? Antes de continuar quiero realizar una breve digresión y plantear aquí mi primer hipótesis, que es la siguiente: El acatamiento de lo propuesto por
dicho paradigma científico-filosófico, a saber, la falsa necesidad de tener que optar hacia uno u otro extremo, es en la actualidad una de las razones por la cual y parafraseando al Dr.
Serroni-Copello, no progresa científicamente, epistemológicamente la musicoterapia.
1 Even Ruud; “Los caminos de la musicoterapia”; Ed Bonum, 1992.
Nosotros los musicoterapeutas, preocupados principalmente por hacer de nuestro recurso una práctica valorada y respetada (preocupación por la identidad profesional) por la comunidad
científica-médica (positivista) u otras comunidades filosóficas y no considerando a la necesaria construcción y sostén de la propia comunidad científico-filosófica de musicoterapia, elegimos:
entramos en la trampa. a) Elegimos un extremo: nos alejamos de la investigación y de la reflexión teórica escudados en el consentimiento que le otorgamos al postulado de
las ciencias positivistas, que sostiene que aquello que no es objetivable no es conocible , y a sabiendas que los aspectos no objetivables de la música y del ser humano, son tal vez los
esenciales de nuestra práctica, ejercemos nuestra profesión a ciegas, sin rumbo, al borde de la ética, ya que no contamos con ningún análisis ni intento por conocer los
mecanismos de los procesos musicales que favorecemos y otorgamos. La musicoterapeuta Mónica Papalía nos dice al respecto: …“El musicoterapeuta debe conocer las leyes que gobiernan la
estructura con la que opera y encontrar en ella los límites que eviten en la práctica el desborde hacia la iatrogenia…”2
b) En el otro extremo elegimos acercarnos a la investigación y comprensión de los procesos en forma acotada y parcial., considerando solo los aspectos objetivables de los procesos musicales
y humanos, y porque no decirlo, en consecuencia en forma deformante: llegamos a construir para nuestra práctica innovadores procesos que sí se ajustan en su totalidad a
lo posible de ser objetivado para ofrecerlos a los ojos y oídos de los investigadores de la ciencia positivista. Sobrevaloramos estos aspectos sobre los otros (como dijimos , los
esenciales ) remplazando al propio recurso musical en una “otra cosa”. Sería muy necio de mi parte no reconocer su variante opuesta, el ofrecimiento del recurso a alguna otra comunidad
filosófica, que detente el poder y posea el status tal que, los musicoterapeutas para recibir el aval de dichas comunidades, también investiguemos y valoremos únicamente los procesos
musicales y humanos en forma también parcial y acotada, construyendo la práctica sólo con los aspectos valorados por dicha filosofía creando también una “otra cosa”, otra metodología , otras
técnicas que reemplazan a las inherentes de los procesos musicales (en nuestro país el ejemplo mas claro es la adhesión de los musicoterapeutas al psicoanálisis).
2 M. Papalía; - “Escritos sobre Música, Musicoterapia y Educación.”; Ed. Taxco, 1996.
Los procesos musicoterapéuticos ya no son musicales, en numerosos casos hemos construido nuestro propio Frankenstein, a imagen y semejanza de cada comunidad en cuestión.
Así los musicoterapeutas hemos llegado al extremo de sostener un recurso de características opuestas a las que el recurso musical ofrecía. Hemos reemplazado lo específico por la valoración
profesional: “No creo en la musicoterapia sorda, necia, charlatana, “interpretadora”, ignorante de la música y su legalidad.”(M. Papalía).3
Entrampados en uno u otro extremo no podremos responder al cuestionamiento planteado previo a esta no breve digresión. Por fortuna, hay colegas que han escapado a dicha trampa y que han comenzado
a contestarlo; reproduzco aquí sus respuestas:
E. Ruud cita a David Cooper en su libro anteriormente mencionado: “en una ciencia de interacción personal la perturbación mutua del observador y del observado no solo es inevitable sino que
es una perturbación que da origen a los hechos primarios sobre los cuales se basa la teoría y no a las entidades perturbadas y perturbadoras”.4
Hablando específicamente de los procesos musicoterapéuticos, G.R. Espada nos dice: “Investigamos presuponiendo que trabajamos con objetos discursivos nunca iguales a si mismos”(...)”en el
contexto de lo estético vemos suspendidos, no negados, no afirmados ciertos fundamentos lógicossintácticos que caracterizan a las formulaciones científicas convencionales.” (...)”hay un
desplazamiento de la superficie conceptual de la ciencia y sus métodos en tanto camino hacia la verdad, a un pensar estético.(...)nos permite una apertura metodológica, pensar objeto y método
como un par en co-pertenencia y co-determinación. ”También nos dice: “los eventos de nuestra clínica, los que pretendemos conocer cuando investigamos, hechos de los que el arte esta hecho, tiene
como el arte la impertinencia de no responder a ninguna ley tipológicamente superior a ellos mismos son fenómenos cuyas leyes son internas propias. El pensar estético es un pensar constructor de
sentido, no de verdad, un pensar paradojal”.5
3 Ibídem, op cit. 4 E. Ruud, op cit 5 Ver en G. R. Espada; - “La Estética de lo Sano” (Ponencia III Foro para el Equipo de Salud de Oncología y Sida). - “Ceremonias de
Conocimiento” ( Jornadas de Amura 1993 ) - “El Extranjero”. ( Idem. 1994 )- “Los Espejos de Sonidos” ( Idem. 1995 )
Sinteticemos hasta aquí lo dicho acerca del material de nuestra práctica y de las características de nuestra epistemología (forma de conocer):
1) No entramparnos en el Dilema Cartesiano (Sujeto-Objeto) 2) Entender la constitución y la mecánica de los procesos musicales: -se originan en una perturbación mutua entre observador y
observado, siendo metodología y objeto co-determinantes. -nunca son iguales a sí mismos. -sus estructuras no son regidas por los fundamentos
lógico-sintácticos sino por lo que caracteriza al arte: un decir o pensar paradojal, posibilitador de construcciones de sentido.
Quiero hacer aquí mi segunda digresión, para señalar que haré en este tramo del escrito una detención, y que lo haré corriendo el riesgo de cometer errores en cuanto a procedimiento metodológico
(falacias, olvidos, contradicciones, etc.); lo justifica tal vez mi objetivo bien intencionado de analizar en forma completa el primer cuestionamiento planteado. Nos han quedado aspectos
imposibles de soslayar y que, en un comienzo, podrán parecernos contradictorios en relación a los ya enunciados. Pero en realidad esto será para dar un paso más hacia la naturaleza de aquellos
procesos que queremos conocer e investigar, pudiendo luego así definir las características de nuestra modalidad de investigación en forma más completa. Releamos el primer
cuestionamiento que enuncié y compartí con ustedes: Cómo hacer para investigar, reflexionar y plantear hipótesis teóricas sobre aquellos procesos humanos, los musicales. Tanto mi pregunta
como los postulados empleados para responder pertenecen al campo de la Epistemología de la Música.
Quedaría así develado y explicitado que ni mi pregunta ni los postulados que empleé para responderla son específicos de los procesos músicoterapéuticos, sino de los musicales, los
artísticos. Más adelante marcaré algunas de las diferencias que a mi entender separarían a los dos campos epistemológicos: el de la música y el de la musicoterapia. Pero, ante
todo, quiero dejar en claro un concepto en calidad de hipótesis y es que, dicha pregunta, la que pertenece al terreno de la epistemología de los procesos musicales, es propia también de la
epistemología de la musicoterapia. Y aún más, y con esto aquí propongo nuevamente otra hipótesis de trabajo: debería ser imprescindible para el investigador en musicoterapia ser ante todo un
epistemólogo de la música; le sería imprescindible conocer y considerar todos aquellos aspectos abordados por la epistemología de la Música. Digamos entonces que diciendo o planteando aquel
primer cuestionamiento, estoy simplemente comenzando el recorrido; estoy afirmando que los musicoterapeutas que queramos construir un campo de investigación propio, deberíamos ya en forma tácita
y a priori ser epistemólogos de los procesos musicales. Por ello y para graficar esta necesidad mencionaré algunos de muchos aportes que el Epistemólogo Lewis Rowell nos hace a los
musicoterapeutas desde su texto “Introducción a la filosofía de la música”.
1) El autor se pregunta sobre la “obra musical” lo siguiente: “Cuál es su esencia? Porqué principio es como es; ¿cambia?; ¿tiene estructura?; ¿tiene contenido?; ¿es buena?; ¿es de interés
público?; ¿qué significa?; ¿significa algo? ¿Cómo se incluyen en ella mis propios sentimientos y emociones?” 6
2) El autor propone como válidos para el análisis epistemológico de la música considerar tanto las actitudes, creencias inconscientes, mitos, dichos y testimonios de los compositores, intérpretes
y oyentes. Realiza entonces un recorrido histórico-cultural mostrando cada cultura y su sistema de creencias e ideologías. Pone sobre la mitología una atención especial. El
origen del mito parece ser ... “nuestra necesidad de explicar lo que no se puede entender de inmediato sobre la base de la experiencia diaria(...) Los mitos de la música se construyen sobre una
curiosa dicotomía, se la suele establecer en términos de un conjunto de antítesis, en el cual una o la otra se convierten en dominantes de vez en cuando.” Un ejemplo: “la noción paradójica
de que la música posee tanto Poder como Transitoriedad” (...) “esa fuerza de tan increíble poder es a la vez infinitamente perecedera.” 7
3) El autor le dedica por otra parte un capítulo entero a la “percepción”; nos dice: “un oyente hace una reconstrucción (o co-construcción ) dentro de sí mismo mientras oye, recuerda o anticipa
una pieza musical. Su concepto de una obra individual no sólo está influido por su experiencia sensible inmediata sino por todos los hechos que lo forman antes de su experiencia
(biográficos, históricos, intencionales, formales.)
6 L. Rowell; “Introducción a la filosofía de la música”; Ed Gedisa, 1985 7 Idem. Op. cit.
(...) Una obra musical es siempre más de lo que uno puede experimentar de ella. A la vez, nuestra versión de tal obra puede ser (para nosotros) algo más rico y complejo que la obra en
sí”.8
4) “se suele clasificar a las teorías sobre el significado musical en algunos de los siguientes tipos: referencialistas, evocativos de imágenes, expresionistas, absolutistas de significación,
absolutistas formalistas (el problema es más sutil de lo que estas etiquetas aparentan) (...) la percepción del significado en la música exige competencia de parte del oyente (...) el
significado corporizado (expresado) no resulta automáticamente el significado tomado. Los significados musicales son productos culturales aprendidos, no universales absolutos (...) muchos
oyentes toman significados de la música que no han sido incluidos por el compositor”.9
5) El autor cita a Meyer para señalar: “que una pieza provoque una experiencia afectiva o una intelectiva depende de la disposición y el entrenamiento del oyente(...) La creencia
probablemente también juegue un papel importante en la determinación del carácter de la respuesta.” 7) “Los Valores Musicales no son absolutos, son productos culturales y gozan de
autoridad sólo dentro de una cultura dada”.10
¿Podríamos negar, luego de escuchar a Rowell, que estos cuestionamientos y postulados realizados en y por la epistemología de la música, no son también los nuestros? ; ¿podríamos negar que su
estudio sería específico de nuestra Epistemología?
Aceptando la propuesta de Rowell de “...no quedarnos en una lectura formalista de los procesos musicales...”11, tomemos estos nuevos postulados que la Epistemología de la Música nos
ofrece y hagamos la siguiente puntuación conceptual para unir dichos postulados con los anteriormente establecidos: Trabajamos con un material que :
8 Idem. 9 Idem. 10 Idem. 11 Idem.
1) necesita la anulación del paradigma cartesiano objeto-sujeto. 2) es una forma nunca igual a sí misma; no se rige por fundamentos lógicos-sintácticos, sino por un “decir paradojal”. 3) su
naturaleza ha generado y determinado que cada hombre y cada cultura, hayan creado y sigan creando mitos y creencias desde donde cada ser humano construye su propia idea de lo que la música es. 4)
cuyo significado depende del oyente (de cada oyente) y que el mismo no se transmite de compositor o interprete al oyente. Que los significados musicales no son universales, que son culturales e
individuales. 5) es percibido por los seres humanos como una experiencia diferente, una construcción diferente a lo que el material es.
Algunos investigadores de nuestro propio campo teórico ya han hablado de algunas de estas cuestiones, principalmente de la forma de percibir y significar a los procesos musicales; rescatamos el
postulado de Ruth Bright cuando enfatiza sobre “las respuestas paradójicas a la música”12 ,por ejemplo una canción alegre que es percibida como triste o viceversa; y lo equiparamos al concepto
postulado por Even Ruud acerca de la “decodificación aberrante”: ... “la música se percibe y es respondida de manera bien individual o en correspondencia con las normas de cierta
cultura.(...) la gente puede interpretar erróneamente el mensaje que pretendía hacer llegar su creador.” 13
2) DIFERENCIAS ENTRE LA EPISTEMOLOGÍA DE LA MÚSICA Y LA EPISTEMOLOGÍA DE LA MUSICOTERAPIA
Comencemos ahora a marcar las diferencias.
Primer Diferencia
Rowell nos dice: “No es éste el lugar para discutir si el arte (la mú- sica ) se crea y practica con un propósito: entrenamiento moral, catarsis propaganda, narcosis, seducción, educación,
salvación o los muchos otros fines que en distintas épocas se sugirieron. Pero cuanto más centra nuestra atención en el propósito del arte, menores son nuestras posibilidades de percibir de
manera estética...”14
12 R. Bright; “-“La Musicoterapia en el tratamiento geriátrico”; Ed. Bonum, 1991
13 E. Ruud; op cit. 14 L. Rowel; op. cit.
Aquí se abre la gran brecha que nos separa de los epistemólogos del Arte.
Todos los musicoterapeutas trabajamos e investigamos sobre procesos musicales otorgados con un propósito : el de otorgar Salud.
[tal vez con las variantes de : evitar el sufrimiento; calmar el sufrimiento; vencer el sufrimiento; o el propósito de que cada hombre se encuentre con el proceso estético el cual por sus
diversas características le otorgue una posición más saludable, estando atento también a los propósitos que de la música elija dicha persona cuando atraviesa una situación de padecimiento o
enfermedad ].
Segunda diferencia
La Epistemología de la Música nos ha enseñado que los hombres se relacionan con los hechos o procesos musicales desde sus creencias individuales sostenidas por mitos culturales a lo largo
de toda la historia y aún en la actualidad. Podría decirse que hasta allí es su interés.
Para la Epistemología de la musicoterapia lo importante es considerar específicamente cuales propósitos son sostenidos y valorados por las creencias de cada individuo sobre la música, y que
valoración le dan dichas creencias al propósito de dar salud que nosotros otorgamos. Cito a E. Ruud: ... “en vez de preguntarse si la música representa otra especie de realidad una realidad
que es mas real y mas conducente a generar salud, podríamos preguntarnos que tipo de mitología produce una clase de ideología de ese tipo, y si esta mitología es útil para promover
salud.”15 Aquí nuevamente una digresión y una hipótesis: No es suficiente para el musicoterapeuta que trabaje en el terreno asistencial simplemente conocer los “datos personales” musicales o
preferencias de estilos. Será necesario indagar para conocer (sin valorar) el sistema de creencias que posee y en especial que propósitos de la música dichas creencias sostienen y valoran,
sin imponer el propio sistema de creencias (estoy hablando del sistema de creencias que el musicoterapeuta posee); de esto hablaremos más adelante.
15 Ruud, Op cit.
Pues bien concluyamos el punto de las diferencias epistemológicas. Para el epistemólogo de la música será de interés el hombre y su relación con el proceso u objeto musical.
Para el epistemólogo de la musicoterapia será de interés el hombre que, con el propósito de dar salud, favorece u otorga a otro hombre el encuentro con la música. Para el epistemólogo de la
musicoterapia será imprescindible analizar desde donde y con que el hombre que da salud lo hace. Y también desde donde y con que el hombre que recibe lo toma o con que propios propósitos
enfrenta a los propósitos del terapeuta. Para el epistemólogo musical hay un hombre menos en juego, aquel que está con el propósito de dar Salud. Y dos acciones menos, no considerará
el propósito de dar salud del primer hombre ni considerará el propósito que el otro hombre, que sufre, sostiene.
Redefinamos ahora nuestro primer cuestionamiento para formularlo de manera más acertada y ajustada: ¿CÓMO PODEMOS LOS MUSICOTERAPEUTAS CONOCER LA REALIDAD DE NUESTROS PROCESOS? ¿CÓMO
INVESTIGAR SOBRE AQUELLOS PROCESOS ESPECÍFICOS DE NUESTRA PRÁCTICA, A SABER, LOS PROCESOS O ACTOS MUSICALES OFRECIDOS POR UN SER HUMANO A OTRO SER HUMANO CON EL PROPÓSITO DE GENERAR
SALUD? O COMO INVESTIGAR SOBRE AQUELLOS PROCESOS SANITARIOS QUE UN SER HUMANO PROMUEVE SOSTENIENDO EL ENCUENTRO DE LA MÚSICA CON OTRO SER HUMANO QUE ATRAVIESA UNA SITUACIÓN LIGADA A CUALQUIER
TIPO DE SUFRIMIENTO?
Hemos ofrecido como respuesta hasta aquí que los musicoterapeutas necesitaríamos primero investigar desde una epistemología estética para luego, y atravesándola instalarnos en aquello distintivo
de nuestro campo de investigación: el propósito de otorgar salud desde la música a alguien que sufre. Ya hemos planteado desde donde y que recibe el ser humano, cuando hicimos referencia a como
percibe desde sus creencias y sus valoraciones.
De todas maneras agreguemos que su interés o su uso del propósito otorgado (salud), dependerá de la valoración que el dé a dicho propósito pero a su vez esta valoración tal vez podrá cambiar
dependiendo si se encuentra o no atravesando una situación patológica. Sabemos que también sus propios propósitos están en juego, arriesgando la presunción de que es factible que estos se vean
también modificados cuando la persona en cuestión atraviese dicha situación patológica.
Hay un punto que no traerá mayores conflictos, es: QUE ENTENDEMOS POR ENFERMEDAD O PADECIMIENTO. Únicamente surgirán desavenencias si hemos sido entrampados por el ya mencionado dualismo
cartesiano [recordemos que por el se creo la división entre cuerpo y espíritu].Así los musicoterapeutas que caigamos en dicha trampa estaremos nuevamente enfrentados y distraídos sobre que elegir
por esa falsa elección, sin poder poner atención en las problemáticas propias de nuestro campo de estudio.
Lo que si es incontestable y nos identifica es nuestro interés por el padecimiento ajeno.
Nuestra identidad se relaciona con nuestro propósito de revertir parcial o totalmente dicho estado. Lo que si nos trae graves y grandes diferencias es desde donde y hacia donde
enmarcamos y entendemos los musicoterapeutas un proceso de salud, QUE ENTENDEMOS POR SALUD. Enfrentemos ahora el gran cuestionamiento, a saber, EL PROBLEMA ETICO QUE
REPRESENTA NUESTRA INTENCIÓN DE PROMOCIONAR SALUD.
Definiremos dos de sus vertientes: 1) El involucramiento de una “vocación de hacer el bien” (elemento moral.). 2) El involucramiento de una decisión de como lograrlo.
Partamos de la premisa ya demostrada de que la música por sus características ha servido y sirve a diversos propósitos (entrenamiento moral; ceremonia; catarsis; etc.) Intentemos un primer
análisis ayudados nuevamente por Rowell , quién sin saberlo tal vez, esta investigando, con estos postulados, sobre el campo de la Epistemología de la musicoterapia. Nos dice: “Nadie que
tome el trabajo de pensar con seriedad su papel dentro de la sociedad musical puede ignorar lo que es fundamental: si sus decisiones como compositor individual, interprete o docente deben estar
guiadas por las necesidades de su sociedad o si ellas dependen solo de si mismo ?”16 El mismo autor nos habla de la utilización de la música como instrumento de la política (entiéndase política
como: idealmente, filosofía del bienestar público): “Cuando Platón expreso en La República que la función primaria de la música era educar al individuo para que se convirtiera en un miembro ideal
de la sociedad, apenas podía haber previsto todas las consecuencias de su propuesta.”17 Por último Rowell hace una clara exposición de la utilización de la música con propósitos que la
sociedad establece como ideales a cumplir: “...Si hay un increíble potencial para el uso social de la música, hay un potencial igual para su abuso. La lista de abusos posibles de la música
incluiría todas las técnicas dirigidas a la persuasión masiva y el control de la mente, la trivialización de la música en un ambiente continuo y amorfo, el empleo de la música como narcótico
(aparte de los usos terapéuticos legítimos),...”18 Si observamos con detenimiento veremos que estamos en medio de los dos problemas éticos anteriormente enunciados.
Ahora analicemos en primer lugar el aspecto ético de “la decisión de “como” lograr dar salud a través de la música”. Analizando el material citado en donde se hace referencia a los
abusos realizados, observaremos que todos ellos no son otra cosa que la utilización de la música para que el individuo pierda su diferencia con el otro, se iguale en: “más bueno, más sano, más
generalizable, más previsible en sus conductas, más estadístico, más manejable”. El problema lo podemos plantear en los siguientes términos: Por un lado “un Bien general” para la Sociedad,
y por el otro un Bien para cada individuo en particular. [Recordemos nuestro material es apto para ambas cosas.] Adhiero al concepto del autor cuando expresa que los medios musicales
utilizados por las sociedades para promover el bien público general son abusivos ya que no respetan el bienestar individual de las personas.
Aquí se impone una reflexión acerca del Rol de las instituciones de Salud: cuando una institución nos contrata, ¿lo hace para promover el bienestar público general o tiene un interés en la
salud de sus pacientes?
16 L. Rowell, op. cit. 17 Ídem. Op. cit. 18 Ídem. Op. cit.
En esto no podemos generalizar, pero si señalar que en algunas ocasiones pareciera que los musicoterapeutas deberíamos responder a las instituciones que quieren utilizar políticamente a la
música. En la mayoría de los casos no solo lo hacemos por necesidad económica sino por necesidad de reconocimiento profesional. Aquí nuevamente encontramos un obstáculo para el desarrollo de
nuestra práctica. Dichas instituciones saben que cuentan con un material eficaz y apto para sus propósitos. Lo saben porque no les es desconocido el ancestral uso de la música con fines políticos
y de control. En general lo que no saben es que dicho material es apto también para todo lo contrario de sus intereses. He allí su desconcierto o nuestro telegrama de despido.
... “El valor final de la música no depende de las teorías socio-políticas y su utilidad para promover fines sociales deseados sino que posee valor independiente.”19
Ahora bien, analicemos las causas de está modalidad abusiva que la sociedad ejerce en contra de los intereses de sus propios miembros, en pro de lograr un bienestar ideal común. Para ello
nos desviaremos brevemente de nuestro campo de incumbencias solo a modo de referencia. Citare a Freud para ello: “...la cultura sería un proceso que quiere reunir a los individuos aislados,
luego a las familias, etnias, etc. en una gran unidad: la humanidad. ” Pero para ello, nos dice F. “impone sacrificar la sexualidad y la inclinación agresiva por lo tanto el hombre no
se siente dichoso dentro de ella.” 20 Luego dicho autor nos cuenta como es el mecanismo que se juega en el interior del ser humano para que esta manipulación pueda ser eficaz: “La agresión
es introyectada, vuelta hacia el yo propio. Ahí es recogida por una parte del yo, que se contrapone al resto como Superyo y entonces como conciencia moral se exterioriza...(...) La cultura yugula
el peligroso gusto agresivo del individuo debilitándolo, vigilándolo mediante una instancia situada en su interior.” “Es lícito desautorizar la existencia de una capacidad originaria de
diferenciar el bien y el mal.(...) ... “malo no es dañino para el Yo, al contrario puede ser también lo que anhela. Entonces aquí se manifiesta una influencia ajena, ella determina lo que debe
llamarse malo y bueno.”21 Volvamos ahora a nuestro campo de investigación y profundicemos el análisis; despleguemos los posibles elementos que incluye esta imposición cuando se la considera
, - la imposición de un ideal:
19 Idem. Op cit. 20 S. Freud - T XXI “Malestar en la Cultura” y “El Porvenir de una Ilusión”. Ed .Amorrortu. 1976. 21 Idem. Op cit.
a) propio de la cultura a la que pertenece el paciente.
b) propio de la cultura a la que pertenece el musicoterapeuta.
c) propio de la cultura a la que pertenece la institución de Salud.
d) propio de la cultura a la que pertenece la comunidad científica-filosófica a la que el musicoterapeuta responde para ser valorado profesionalmente o a la que responde la institución.
Cuando hablamos de un ideal, hablamos de diversos ideales: Ideal de Salud, Ideal de conducta, Ideal de Música, Ideal de paciente, etc.
Ahora otras breves preguntas: -¿Cómo influyen las políticas actuales...los valores morales que sostienen los Ideales Actuales Impuestos? -¿Podríamos afirmar que en la actualidad
el abuso social de la música pertenece al mismo terreno que el abuso terapéutico, o en este último podríamos hablar de una diferente y mayor responsabilidad?
[Haré una aclaración: de ningún modo se está planteando que el problema ético de nuestra practica tenga relación con la directa influencia y determinación que tienen los valores culturales en la
forma de percibir y significar la música que tiene el hombre, sino de la manipulación que la sociedad hace de dicha influencia, por intereses político-sociales.]
Enunciemos ahora la segunda vertiente de nuestra problemática ética: Nuestra vocación de “hacer el Bien”, de nuestro deseo de dar salud a todos. Enfrentemos este incontestable hecho:
Los Abusos que se hacen de la utilización de la música a nivel social hacen que nuestro “ingenuo” propósito de dar Salud se vea seriamente amenazado. En otras palabras, ¿no deberíamos los
musicoterapeutas tener una constante atención en nuestras intervenciones a sabiendas que trabajamos con un material tan abarcador y fácil de ser manipulado?
Por otra parte, ¿qué tan “ingenuo” es nuestro propósito de dar salud? No lo es: nuestro interés, es un interés moral. Nuestra Vocación tiene su veta política: Tenemos el íntimo deseo de que
la música le haga bien a todos.
Analicemos este punto. Lo que sostiene esta vocación, en parte, son nuestras propias creencias, nuestras propias valoraciones sobre nuestro material para cumplir dicho
propósito. ¿Quién de nosotros estaría aquí si no fuera por las mismas? Sin ellas y por la poca difusión de nuestra epistemología, seguramente no hubiésemos llegado ni al segundo año de
carrera. Así los musicoterapeutas deberíamos reconocer que todos detentamos un aspecto moral abusivo a priori ya desde nuestra identidad; algo así como “el pecado original”.
Ironías aparte, ¿cómo impedir estas posiciones abusivas mencionadas a pesar de nuestro inevitable rol moral ? 1)Indagar y conocer el origen de nuestras creencias. 2) Valorar para nuestro
trabajo únicamente las creencias de nuestros pacientes. 3) Considerar aquellos postulados teóricos de investigadores en musicoterapia que desde nuestro campo epistemológico han reflexionado sobre
la problemática de la ética y de los modelos de Salud, desde la estética. El musicoterapeuta Gustavo Gauna nos dice: “La salud es un estado en gran medida determinado por las variables
culturales y lo social”22. El mismo autor nos habla del entorno socio-cultural de la patología y hace hincapié en la fijación a un rol que dicho entorno le hace cumplir al individuo
enfermo: “todo lo que se trate en él será desde la perspectiva de la inhibición y no de la expresión”.(...) “Es este un lugar de elección para los terapeutas. Definir el tratamiento desde
el lugar de lo enfermo o desde el lugar de lo que aún está sano. Definir las acciones en el primer caso a partir de la definición de necesidades de una patología o por otro lado permitir el
desarrollo de un proceso expresivo en donde el terapeuta confíe en los “núcleos de Salud” del paciente (el autor define núcleos de salud como la capacidad de otorgar sentido a lo propio).
“Difícilmente se sustrae el hombre de la vida, si esta le ofrece una posibilidad de moldear su parte en ella. Es en este accionar sobre la realidad que se moldea cada individuo y tal
proceso opera, por la concreción de sentidos que la persona produce a su vez.”23 (Hasta aquí la eficacia del símbolo y de los modelos expresivos individuales.)
22 G. Gauna. “Entre los sonidos y el silencio” Ed Artemisa, 1996 23 Ídem. Op cit
“Los significantes-dice el autor- que el paciente trae, además de estar representando significados, están codificados expresivamente de manera tal que en si mismos van marcando la estrategia
terapéutica (...)El devenir expresivo, independientemente de las diferentes interpretaciones teóricas posibles, nos permite acceder ya no a la salida transitoria de un contenido, sino a una
resolución final, a un gran cierre representativo.(...) Así el musicoterapeuta se desempeña como interlocutor de una historia construida con los recursos que elige el protagonista (el
paciente)…”24
Otro aporte: E. Ruud nos dice… “Es necesario que el musicoterapeuta posea una comprensión musico-cultural, un profundo respeto por el individuo y una representación sub-cultural de la música. En
caso contrario el musicoterapeuta se reducirá a ser proveedor de un nuevo lenguaje, de nuevos modelos y este hecho puede privar al paciente de sus posibilidades de una vivencia más profunda
a través de sus propias experiencias...”25 En los dos aportes hay una clara oposición a proveer modelos y significados ajenos, proponiendo el trabajo a partir de los que poseen los
pacientes. Concluyamos esta extensa primera parte de cuestionamientos compartidos citando a L. Rowell para sintetizar nuestro pensamiento como epistemólogos
musicales y a G. R. Espada para hacer lo propio con nuestro pensamiento como epistemólogos musicoterapéuticos:
... “La idea de la música ya no es una idea simple a la que se puede suscribir cualquier cultura, sino un conjunto de ideas alternativas, cada una apoyada por sus propios supuestos, profetas,
escrituras y valores.(...) ...realizar la importante tarea de reconocimiento e inspección, con una mente abierta, de todas las dimensiones de la idea de la música .... “...dejemos que la música
quiera decir cualquiera de las cosas que normalmente se denomina música.”26 ... “Lo sano se ha perdido en lo normal, como el arte en lo masivo, como la estética en la estadística…” (…) ...
“Pensar la salud desde la estética es pensar lo sano como lo artístico...” (…) ... “lo terapéutico sería aquello que obra allí donde el sentido esta clausurado...(...)... pensar la
salud como abierta a lo posible, pasa entonces a ligarse con lo ético...”27
24 Ídem. Op. cit. 25 E. Ruud, Op. cit. 26 Ídem Op. cit. 27 R Espada, Op. Cit.
II PARTE
INTRODUCCIÓN A LAS PROBLEMATICAS EPISTEMOLOGICAS PARA LA INVESTIGACION DE LOS PROCESOS MUSICOTERAPEUTICOS EN INSTITUCIONES GERIATRICAS.
¿Qué operación y/o proceso favorezco u otorgo cuando sostengo y brindo un espacio/tiempo para la música a una persona institucionalizada que atraviesa la última etapa de su vida?
Todo el recorrido hecho hasta aquí no ha sido ingenuo: el proceso en este escrito no es otra cosa que en forma inversa el reflejo de mi proceso de reflexión interno. Así este último
cuestionamiento en verdad fue el primero. Todo el material que llegó a mis manos, postulados de investigaciones en musicoterapia en Geriatría, que consideré podría responder dicho
interrogante, lejos de hacerlo, me impulsó a realizar este escrito.
Puesto que la primer parte de este trabajo de reflexión se ha extendido más de lo previsto; por este motivo me limitaré a plantear algunos cuestionamientos a algunos postulados
específicos de este campo, a la luz de todo nuestro recorrido anterior, quedándome sin realizar un análisis exhaustivo de los mismos y la formulación más extensa de algunos posibles
postulados propios, tarea que formará parte seguramente de mi próximo escrito. También, y por el mismo motivo, el material referencial que utilizaré para describir la problemática
geriátrica, no podrá ser analizado exhaustivamente a sabiendas que hemos dejado fuera diversos interesantes aristas que también seguramente tomaremos en futuros trabajos. De todos modos no parece
ser problemático para los musicoterapeutas, a la luz de la lectura de parte del material bibliográfico en cuestión, describir los procesos patológicos que devienen de la internación de los
gerontes sino , en general ,de allí no surgen las controversias estas aparecen cuando se trata de dar cuenta de la especificidad y de la eficacia respetando
nuestro campo de investigación, nuestra epistemología.
Vayámonos ahora desde nuestro campo específico de investigación por un momento.
Breve reseña de las características de la problemática de la vejez
S. de Beauvoir dice: “La vejez se presenta con más claridad a los otros que al sujeto mismo”. - “Siempre el otro es el que es viejo, pero terminamos por rendirnos al punto de vista
de los otros”. - “Debemos asumir una realidad que indudablemente somos nosotros mismos, aunque nos llegue desde afuera y sea para nosotros inasible”. - “Hay una
contradicción insuperable, entre la evidencia íntima y la certidumbre objetiva”. - “Nuestro inconsciente ignora la vejez”. -“La vejez pertenece a la categoría de los irrealizables”. -
“Hay una crisis de identidad (...) para salir por lo tanto se necesita una franca adhesión a una nueva imagen de sí mismo”. - “Interpretaremos nuestro reflejo según nuestra actitud global
con respecto a la vejez”.28 La autora hace mención a la existencia de un sentimiento de irreversibilidad mencionando las diferencias que se dan entre la vejez y la enfermedad; ya que en
ésta última existe una posibilidad de restablecimiento o detención. También hace referencia a la existencia de un sentimiento de dignidad: - “Vivir el último período de la vida como un
desafío”.
Problemática de la vejez y la sociedad
... “El hombre no vive jamás un estado de naturaleza en su vejez; su condición le es impuesta por la sociedad a la que pertenece”.29 S. de Beavouir hace un estudio exhaustivo sobre las sociedades
primitivas y no encuentra un claro factor que determine porque en algunos grupos sociales se maltrata a los ancianos, y en otros se los respeta.
28 S. Beauvoir; “La Vejez”; Editorial Sudamericana, 1970. 29 Ídem. op.cit.
... “La colectividad decide la suerte de los viejos (...) la condición del viejo depende del contexto social porque sufre un destino biológico que entraña fatalmente una consecuencia económica:
se vuelve improductivo (...) es muy diferente para el hombre de edad ser considerado como un estorbo ó estar integrado en una comunidad que sacrifique sus riquezas para garantizar su
vejez”.30
Según ella la palabra vejez tiene dos sentidos diferentes, uno como categoría social, y el otro como destino singular. “El viejo, en tanto que categoría social, nunca ha intervenido en el
transcurso del mundo (...) los adultos deciden según su propio interés práctico e ideológico acerca del papel que conviene conferir a los ancianos, por lo tanto el problema de la vejez es un
problema de poder”.31 S. de B. señala en forma crítica como a lo largo de la historia, por intereses políticos, los ideólogos y moralistas de cada época elogiaron a la vejez tomándola como
categoría social; como ejemplo podemos mencionar uno de los postulados utilizados por filósofos como Platón, Cicerón, Séneca, etc.: Todo lo que es natural debe ser considerado bueno, y la vejez
es algo natural. En oposición a ellos poetas y sabios no toman a la vejez como “una condición general” sino como algo individual.
Vejez y sociedad actual
... “Mucha gente repite que la vejez no existe (...) el adulto se comporta como si nunca fuera a llegar a viejo (...) no quiere reconocerse en el viejo que será mañana...” ... “La sociedad de
consumo cambió la conciencia desdichada por la conciencia feliz, ... “ los viejos deben dar ejemplo de todas las virtudes”. ... “En el mundo capitalista el interés a largo plazo no se practica;
solo interesa el material humano en la medida que rinde... cuando se le pregunta a las personas que desean, si retirarse o seguir trabajando, si prefieren seguir es por temor a la pobreza; si
eligen detenerse es por proteger su salud; ninguno de los dos modos de vida es pensado como una fuente positiva de satisfacción...”
30 Ídem op cit 31 Ídem, op. cit.
Vejez y enfermedad - instituciones geriátricas
“Se ha vuelto impropio dejar a la vista la degradación que acompaña a la vejez...los viejos cuando están enfermos quedan apartados de la vida siendo que
aún viven... (…)“ya no se los trata como sujetos, sino como objetos de cuidado...”
M. Mannoni M. Mannoni dice: “En nuestras sociedades se ha optado por hacer a un lado la enfermedad y la muerte hasta el extremo de engañar incluso al enfermo”.32 [Los invito a leer un texto
llamado “El hombre frente a la muerte” de P. Aries, en donde se muestra que nuestra actual actitud frente a la muerte es propia de esta época y de nuestra sociedad occidental actual33 ]
... “en otros tiempos el hombre sabía que alguna vez iba a morir y se preparaba para ello (...) en la actualidad asusta y es como si no debiese existir.”34 Manonni nos dice: la
segregación de los muertos y moribundos corre a la par con la de los ancianos (...) y agrega que cree ver en este cambio de actitud frente a la muerte e l motivo de la actitud
actual con la vejez .
Queda explicitado que el mecanismo actual con que las sociedades y sus miembros se manejan en la actualidad, frente a la vejez enferma es el de la “segregación”.
...La política de vejez de las sociedades occidentales es escandalosa. Reduce a sus miembros a la condición de desechos por cuanto ya no son explotables (...) los estados para tranquilizar
sus conciencias fomentan establecimientos (...) estas casas constituyen inversiones rentables para los financistas...(....) allí los derechos de las personas de edad no se respetan
(...) suelen ignorar todo del simple intercambio humano.”(M.M.) A partir del análisis realizado en la primera parte, ha quedado explicitado que nuestro material, la música, estaba a
disposición tanto para su uso como para su abuso, social o terapéutico, en otras palabras tanto para:
32M. Manonni; “Lo nombrado y lo Innombrable”; Ed. Nueva Visión, 1992 33 P. Ariés ; “El hombre frente a la muerte”; Ed Taurus, 1983. 34 M Manonni ; op cit.
1) a) Requerimientos político-sociales impuestos por el estado (escu- dados en Mitos culturales acerca de las propiedades de la música ),que sostienen requerimientos morales (ideales) de
salud. b) Requerimientos de otras comunidades científico-filosóficas impuestos en forma solapada, con el beneficio secundario de la valoración profesional por parte de
dichas comunidades de nuestra práctica.
2) a) Requerimientos para la construcción y desarrollo de modelos expresivos individuales (estéticos), para la salud por la posibilidad de que estos generen infinidad de significantes,
todos los que sean necesarios para cada individuo. b) Requerimientos para sostener las creencias y mitos de cada individuo particularmente.
Es objetivo de este trabajo desestimar y desplazar del campo de investigación los postulados que sostienen una posición abusiva (requerimientos 1). Creo que he fundamentado por que hacerlo.
Si ahora recordamos lo que caracteriza a la situación patológica analizada (vejez institucionalizada), específicamente recordando la doble intromisión abusiva de la sociedad en relación al
individuo que envejece: - por un lado, por la Imagen que el otro le impone al viejo y lo hace verse como tal, como , por otro lado, por la segregación que como modalidad imperativa ejercen en la
actualidad las sociedades occidentales-, no creo que nos cause sorpresa que en musicoterapia en geriatría, encontremos postulados que sostengan algunas de estas posiciones abusivas.
Basándonos en todos los postulados mencionados a lo largo del escrito y este último agregado detallaré una serie de postulados teóricos que considero están fuera del campo de investigación en
Musicoterapia en geriatría reflejando una abusiva utilización ético-estética de la música, y que sostengo obstaculizan y hacen retroceder el progreso de nuestra disciplina tanto en el campo
asistencial como en el de investigación.
Para finalizar este trabajo haré a partir de la lectura crítica de los mismos una serie de cuestionamientos con la intención de dejar abiertos diversos recorridos que el musicoterapeuta que
trabaja e investiga en geriatría puede realizar.
Algunos Postulados teóricos de material bibliográfico de Musicoterapia en Geriatría
“...La música es ideal para el tratamiento de los pacientes geriátricos a causa de la gratificación y la sociabilidad que pueden derivarse de la experiencia creativa”. “...Procurar la adaptación
psicológica educacional y social de los ancianos...” “...El hecho de tomar parte de una actividad musical expresa el deseo de participar en un nivel de igualdad. En consecuencia el
aislamiento y la hostilidad no pueden estar presentes allí. (...) La música no divide sino que une entre si.” “...Objetivo: describir todo aquello que los uniera”
“...Reinará una atmósfera de calor, aceptación, tranquilidad y ternura en el cual la participación y espontaneidad de casi todos hicieron que disfrutaran la actividad” “...Los pacientes
geriátricos necesitan que se los ayude a aprender”
“...Se recomienda el tipo de musicoterapia aplicada: a) Recreativa b) de Apoyo c) Catártica” “...Objetivos: a) estimulación grupal b) Estimulación inherente a la actividad”
“...En sesiones de musicoterapia individual se le alentó a a expresar los sentimientos sobre...sus temores sobre...también se le explico que probablemente no había podido manejar totalmente sus
sentimientos”
“...Lo más importante de todo es probablemente que el organizador de una sesión de musicoterapia tenga el don personal de la empatía y una capacidad básica como consejero, para poder manejar con
cariño todo lo que surja...”
“...En musicoterapia individual crear una atmósfera para hablar sobre cosas que le molestan” “...se habló de los problemas de incontinencia urinaria (...) El mutuo intercambio de ansiedades
permitió al musicoterapeuta hablar con naturalidad del entrenamiento de esfínter vesical, que luego todos ensayamos mientras escuchábamos música.” (…) la paciente X participaba
destacablemente...” 35
35 Citas extraídas de: E. T. Gaston y otros; “Tratado de Musicoterapia”; Ed. Paidós, 1993; R. Bright “La Musicoterapia en el tratamiento geriátrico”; Ed . Bonum; 1991.
PREGUNTAS Y POSTULADOS FINALES
-¿De qué cuestión alivia al musicoterapeuta suponer que la musicoterapia tiene y puede gratificar?
-Si partimos de la frase "La música es ideal para...", ¿qué es importante, lo que la música le ofrece al viejo, o lo que es ideal para el musicoterapeuta? ¿Para qué es “ideal” la música? , de
quién es la pregunta y de quién es la respuesta?
-¿Cuáles son las cosas que suceden inevitablemente cuando un viejo se acerca a la música? (Mal que les pese a nuestros objetivos desde algún ideal)
1) Propongo escuchar las preguntas y respuestas del individuo que envejece y es institucionalizado, en vez de escuchar las propias, las de las instituciones, las de las comunidades
científico-filosóficas que detentan el poder y el estatus en nuestra sociedad o tal vez escucharlas para ver que clase de mitología sostienen.
2) Propongo investigar qué preguntas del musicoterapeuta podrían ayudar a ver con más claridad lo mencionado en el punto 1) y cuáles serían ineludibles.
3) Propongo investigar qué preguntas del musicoterapeuta ocultan e impiden poder ver con más claridad lo mencionado en el punto 1).
4) Propongo investigar cómo la música opera cuando se encuentra con el geronte institucionalizado, de cómo él opera con ella, de cuál es nuestro lugar en dicha operación.
5) Propongo investigar si el recurso musical puede estar o no al servicio de todas las preguntas y las repuestas que cada individuo que atraviesa por el proceso de envejecimiento, y es
institucionalizado, transita, y luego qué elementos son inevitables y qué elementos son elegidos.
6) Sostengo que las preguntas y respuestas desde el ideal moral, respuestas siempre universales, son obstáculos para presenciar las operaciones reales entre el viejo y la música.
7) ¿Cuál es el origen de la necesidad del musicoterapeuta para encontrar respuestas universales? ¿Cuáles son los beneficios secundarios para dicho musicoterapeuta?
8) El modelo moral de salud que impone un ideal de vejez: viejo bueno, alegre, y lindo, impone también un ideal de música: música linda, alegre, o buena.
9) ¿Quién sabe como enfrentar la vejez? ¿Quién sabe como enfrentar la muerte? ¿Quién sabe qué le hace bien al viejo, qué es lo que necesita? ¿Qué le da la música?
Andrea Mariana Barreto
musicoterapeuta
Noviembre de 1997.
Bibliografía
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* En la revisión (2018) se ha decidido no modificar la terminología “gerontes” empleada en el año original del escrito (1997), a pesar de ya estar en desuso, para respetar la historicidad
de la escritura. En la actualidad ha sido reemplazada por “Personas o adultos mayores"