La musicoterapia según la Federación Mundial de Musicoterapia “Es el uso de la música y/o de los elementos musicales, por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo de pacientes, para facilitar y promover la comunicación, la interrelación, el aprendizaje, la movilización, la expresión la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, con el objetivo de atender necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.
La Musicoterapia apunta a desarrollar potenciales y/o restablecer funciones del individuo para que éste pueda emprender una mejor integración intrapersonal e interpersonal, y en consecuencia alcanzar una mejor calidad de vida, a través de la prevención, la rehabilitación o el tratamiento”.
La intervención musicoterapéutica implica la presencia de tres elementos: la música, paciente o pacientes y el musicoterapeuta.
La música actúa en todo el cerebro desde sus diferentes componentes, por ejemplo: El Ritmo se relaciona con la vida fisiológica, con la acción.
El Dr. Paul Mac Lean hablaba de tres cerebros: El cerebro primitivo, (el que nos motiva a movernos con música o sonidos rítmicos, activa el movimiento), y al cual relacionamos con el Ritmo.
El cerebro medio o límbico (se encarga de la motivación, las relaciones, encargado de procesar emociones). La melodía, se relaciona a la vida afectiva – emocional, sensibilidad.
La tercera capa o neocorteza (cerebro racional, intelectual y conceptual), a la cual relacionamos la Armonía.
Características de la enfermedad de Alzheimer
La Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias, cifra en 800.000 los casos de demencia en Europa y unos 200.000 aún sin diagnosticar, siendo la enfermedad de Alzheimer la más frecuente, sobre todo en personas mayores de 65 años. Su causa es desconocida y afecta tanto a hombres como mujeres.
Es una enfermedad degenerativa por pérdida gradual de las neuronas cerebrales que controlan el pensamiento, la memoria, el lenguaje y el habla. Es de tipo irreversible.
Reisberg y sus colaboradores diseñaron la Escala de Deterioro Cognitivo Global para clasificar a las personas con demencia, teniendo en cuenta las funciones cotidianas de las personas y su funcionamiento cognitivo. La dividen en 7 etapas o fases.
En el Centro de día Especializado en enfermedades neurodegenerativas, nos manejamos con tres grupos, organizados de la siguiente manera: Grupo leve (fase 2 y 3), grupo moderado (fases 4 y 5) y grupo grave (fase 6). Las personas en la fase 1 generalmente no participan dentro de Centros de día especializados, al igual de las personas en fase 7 que ya están en sus casas o residencias.
Metodología y abordaje musicoterapéutico
Mi metodología de trabajo se basa en el Envejecimiento Activo, la Planificación Centrada en la Persona y en un Modelo Constructivista.
Con esta propuesta, trabajo también en Centros de día y residencias con toda la población, previniendo algunas características del envejecimiento para que este sea lo más “óptimo” o “normal”, y que las personas sean a su vez lo más autónomas posibles. En el caso de las enfermedades degenerativas, cuyo deterioro es progresivo, realizaremos un tratamiento adaptándonos a las distintas etapas por la que transcurre la enfermedad, proponiéndonos mantener el mayor tiempo posible el bienestar del enfermo.
Los musicoterapeutas somos los responsables de realizar una evaluación inicial, formular y establecer objetivos terapéuticos; diseñar programas de intervención; realizar seguimientos y evaluaciones, estos se realizan con técnicas, elementos y recursos de la musicoterapia.
Las sesiones se estructuran de la siguiente manera
Saludo inicial – Bienvenida: esto nos permite situarnos en el aquí y ahora. El saludo es muy importante para reconocerse y reconocer a sus pares. El ser nombrados y reconocidos eleva su autoestima, se sienten parte del grupo, lo cual les da confianza para expresarse, sea verbal o no verbal, favoreciendo la motivación e iniciativa. Trabajo generalmente con la misma melodía, ya que les da seguridad. El texto de la misma va variando de acuerdo con a la fase del Alzheimer que presenta el paciente, por ejemplo: ¿Hola María buenos días? ¿Hola a todos María dónde está? El grupo tiene que buscarla y ella reconocerse. La paciente se presenta: ¿Hola a todos soy María? Y el grupo responde: Hola María buenos días. Podemos agregar a partir de allí como van vestidos, relacionar el clima del día...
Desarrollo de la sesión: Aquí llevamos a cabo experiencia Cóporo Sonoro Musicales diseñadas estratégicamente para cada grupo y paciente. Tenemos en cuenta las posibilidades, gustos, preferencias y necesidades de la persona asistida para planificar los objetivos musicoterapéuticos, entre otros abrir canales de comunicación, favorecer la adaptación social y mejorar la calidad de vida. En función de lo antes explicado, entendemos que la musicoterapia aborda todos los aspectos del individuo: Socio-emocional, Comunicación y lenguaje, Área Psicomotriz y Aspectos Cognitivos. Nos adentraremos en los objetivos que busca la musicoterapia en cada área en el siguiente apartado.
Cierre y despedida: Éste es tan importante como todo el desarrollo de la sesión. En él se hace una recopilación de las actividades que hemos trabajado (memoria episódica). Invito a elegir una canción. Solicito cooperación para guardar el material utilizado. Nos despedimos hasta el próximo encuentro. Generalmente en los grupos donde la enfermedad no está tan avanzada, me despiden cantando la última canción que hemos trabajado o con la canción “Adiós con el corazón”.
Relación entre la musicoterapia y las personas con Enfermedad de Alzheimer
En las fases leves, la musicoterapia, ayuda a la prevención del deterioro, mantener sus capacidades cognitivas y funcionales, retrasando así la aparición de la demencia y mejorando la conducta social.
Fases moderadas, ayuda a calmar la ansiedad, estrés y depresión que le generan los primeros indicios de la enfermedad.
Fases graves, sirve para contactar con su propia identidad. La capacidad de sentir emociones y la memoria musical perduran a lo largo de la enfermedad, por lo cual el abordaje musicoterapéutico es fundamental.
Abordaje musicoterapéutico desde las diferentes áreas a trabajar
Como sabemos los objetivos se proponen en función de las necesidades de cada paciente. Propondré algunos ejemplos de objetivos y actividades con los cuales he trabajado.
Área Cognitiva
Las funciones cognitivas son esenciales para mantener la autonomía del individuo. El deterioro de la memoria episódica, semántica y a corto plazo es característico de la EA.
Presentan agnosias (agnosia visual, prosopagnosia, fase name recognition) y apraxias como ser ideomotora y/o ideatorias…
Trabajo por ejemplo las praxias con la canción “juguemos a poner la mesa”, donde va ubicando los diferentes elementos en el orden adecuado, de esta manera vamos estimulando las funciones ejecutivas, en cuanto a planificación y en su ejecución se estimula las áreas motoras. Esta canción puede ser utilizada por los cuidadores para que coopere en la vida diaria. Trabajamos también, la memoria episódica y orientación.
El trabajo con canciones significativas, despiertan en ellos recuerdos, estas melodías tienen que ver con su identidad bibliográfica. Podemos favorecer la percepción, a través de discriminación auditiva de sonidos cotidianos, reconocer voces de sus pares...
La orientación a través de la canción “Esta canción”, donde ellos deben ejecutar arriba, abajo, centro, hacia los lados… y luego se agrega una acción a realizar (esta va variando de acuerdo al objetivo a trabajar).
Una forma de trabajar la atención podría ser a través de seguimiento del pulso rítmico. Y algo muy importante para mi es que pueda mantener la toma de decisiones, eligiendo canciones, seleccionando instrumentos, entre tres o entre dos, lo que pueda y brindándole los apoyos necesarios.
Área socio – emocional
El desarrollo de las habilidades socioemocionales en personas con EA, permite un mejor afrontamiento de la enfermedad. En las personas con EA la música de cuando eran adultos jóvenes, es la más eficaz. El uso de esta música les proporciona seguridad y los motiva, favoreciendo la participación. De esta manera se redirigen los estados afectivos, se disminuye la ansiedad, depresión o agitación y, por ende, mejora los problemas conductuales.
En este área es importante tener en cuenta a los cuidadores, para facilitarles a ellos también la vinculación con la persona asistida. Las familias encuentran que a través de la música pueden vincularse con su ser querido. Cantar y bailar en grupo, son unas de las actividades más gratificantes en las sesiones; cantar junto a otros es una experiencia de unidad y empatía. Además, se puede realizar interpretaciones individuales, donde trabajamos el respeto y valoración de las posibilidades del Otro, generando emociones positivas.
Área psicomotriz
El baile activa el sistema motor y favorece el equilibro. Con las melodías más dinámicas, con cambios repentinos en la intensidad o ritmo, se produce un incremento de la activación del sistema nervioso central.
Con melodías con pocas variaciones rítmicas monótonas, sin cambios bruscos, podemos trabajar la relajación general o por diferentes sectores corporales El esquema corporal podemos trabajarlo a través de la localización e identificación de las partes del cuerpo con canciones como “La Yenka”, “La batalla del movimiento” o “La Raspa”
Tocar un instrumento mejora la movilidad de las articulaciones y aumenta la fuerza muscular. Se utilizan instrumentos de fácil manejo y buena potencia sonora, y que lleve a la extroversión.
Con las personas mayores hay que tener en cuenta que los elementos utilizados no sean pesados. Algunos instrumentos nos facilitan la motricidad fina, la digitación, la prensión y la pinza, por ejemplo, pulsar las cuerdas de la guitarra, la kalimba, crótalos…
La coordinación al utilizar claves o con los tubos sonoros de manera dual o grupal.
Área comunicación
Cuando hablamos de la comunicación, vemos que está relacionada con el área cognitiva, la lecto-escritura al leer la letra de las canciones y lenguaje espontáneo al explicar de que se trata la canción, o al área social al expresar sentimientos o preferencias musicales y simplemente por el hecho que la comunicación nos permite interactuar con el otro y relacionarnos con el medio. La comunicación no verbal es utilizada en musicoterapia y en personas con EA es importante valorar cualquier indicio comunicativo.
En ellos hay una pérdida significativa en el lenguaje expresivo, inicialmente se observa afasia anómica, presentándose en fases avanzadas de la enfermedad alteraciones de la voz y el habla, llegando al mutismo.
Entre los beneficios más importantes que aporta la musicoterapia está el aumento de la intencionalidad comunicativa (comprender que pueden ser comprendidos) permitiéndoles continuar expresando sus necesidades dentro de sus posibilidades. A través de actividades de entonación melódica vocal y las señales para el habla rítmica, se mejora la fluencia del lenguaje.
Para trabajar con afasias se puede ofrecer una melodía simple tanto al paciente como a los cuidadores a la cual se le agregan las frases a comunicar. Uno de los estilos más importantes al trabajar con canciones son las folklóricas tradicionales. Estas canciones se comparten entre diferentes países, por lo cual podemos pensar que éstas, aunque sean con pequeñas variantes, se reconocen en otras culturas, facilitando la expresión a las personas asistidas. Este tipo de música se aprende desde la niñez, por eso las personas con Alzheimer las mantienen en su memoria a largo plazo. Son melodías de poco esfuerzo vocal y estructuras sencillas. Se trasmiten de generación en generación, de ahí la carga afectiva de estas canciones y la seguridad que les otorga, motivándolos para cantar.
Conclusiones
Las enfermedades neurodegenerativas requieren un tratamiento en conjunto, entre profesionales, familia y cuidador. Desde la musicoterapia abordamos diferentes áreas de manera integral, por lo cual podemos trabajar con todas las fases de la Enfermedad de Alzheimer. Les permite descubrir sus potenciales, acceder a nuevos canales de comunicación, encontrarse con sus emociones y favorecer la socialización. En definitiva, Mejorar la Calidad de Vida
ASAM- IV Jornadas de Musicoterapia en Geriatría y Gerontología: Sonido, Salud y Vejez
LIC. NATALIA ÁLVAREZ
Introducción Este escrito es una continuación de los trabajos previos presentados en relación al concepto temporalidad que sirvió de orientación para la aplicación de la Musicoterapia en demencias. En esta jornada, específicamente, haremos foco en el uso de la composición de canciones como experiencia posible en el trabajo con adultos mayores en el contexto de los Centros de Día para la Tercera Edad del GCABA. Actividad que realizo como musicoterapeuta voluntaria desde el año 2008 por la cual, además, recibo estudiantes de la materia a cargo del lic. Marcos Vidret: Pasantía de observación y práctica en instituciones, Área Emergentes, Musicoterapia, UBA. Los desarrollos previos acerca de la temporalidad como estrategia y la noción de proyecto como cimiento de los objetivos, serán recapitulados.
Notas sobre la temporalidad En principio diremos que la temporalidad habrá que entenderla como totalidad. Sus tres dimensiones, pasado, presente y futuro, no pueden comprenderse sino es por un lazo constante que establece la experiencia subjetiva sobre el tiempo. Muchas de las formulaciones respecto del tiempo y la temporalidad que nos legara San Agustín de Hipona (354-430 d.C.) en el Libro XI de sus Confesiones, pueden encontrarse - aunque por supuesto con el debido léxico coyuntural – en la obra El ser y la nada de Jean-Paul Sartre. Estudiar la temporalidad como totalidad determinada por la unidad que le confiere la conciencia desde el tiempo presente hacia los pretéritos y los porvenires, es una de ellas. Todo es presente para Sartre, el pasado es una huella mnémica presente en el cuerpo que se inserta en la trama de nuestra conciencia, el futuro, por su parte, es el proyecto del sí mismo: “soy mi Futuro en la perspectiva constante de la posibilidad de no serlo”. De igual modo, San Agustín otorga a esa conciencia unitaria que llama espíritu la facultad de traer mediante la memoria imágenes o huellas del alma que evocan el pasado, y también predecir las acciones del futuro con imágenes pero premeditadas. Paradójicamente, Sartre (1943) explica que “Es imposible captar el Presente en forma de instante, pues el instante sería el momento en que el Presente es, ahora bien, el presente no es, sino que se presentifica en forma de huída”. En otras palabras, reunimos en la conciencia los tres tiempos desde un presente que a la vez es imposible atrapar. Ahora bien, el tiempo real no existe: el presente no tiene espacio, el futuro es lo que va a ser y el pasado lo que ha sido y no puede volver a ser. Además, el futuro está destinado inexorablemente a ser pretérito, es decir, a ser lo contrario de lo que es. Sin embargo, los tres momentos del tiempo están unidos entre sí en una estructura unitaria, y los tres, de alguna forma, tienen existencia. Pero, ¿en qué sentido tienen realidad el pasado y el futuro? Sólo se puede percibir el tiempo, que es un continuo pasar, desde la permanencia. Los hombres percibimos y medimos el tiempo desde lo que permanece, es decir, desde nuestro espíritu, según San Agustín. Gracias a nuestro espíritu – o conciencia - medimos el tiempo, le damos alguna consistencia, lo alcanzamos. Pero, en lugar de hablar de pasado, presente y futuro, debemos hablar de un sólo tiempo: el presente. Para el filósofo de Hipona solamente existe el presente de lo pretérito, el presente de lo presente y el presente de lo futuro. Estas tres clases de tiempo existen en el alma que los vive al poseerlos como presentes en sus distintas dimensiones y según las distintas facultades del alma: el presente del pasado es la memoria; el presente del presente es la atención y el presente del futuro es la expectación. Aunque Heidegger (Corti; 2007) señalará que esta extensión de la conciencia puede transformarse en dispersión, en el momento que el retener propio de la memoria se vuelve un olvido; la espera, una renuncia; y la presentación, un dejar pasar. Ahora bien, San Agustín no está diciendo que es el espíritu el que crea el tiempo, lo que sostiene es que le confiere una permanencia que le permite medirlo. Así, de nada que eran el pasado y el futuro en el flujo temporal objetivo, pasan a participar de la consistencia del espíritu. Y, al quedar el tiempo incluido en el alma misma, queda concebido como una “distensión” o extensión del alma (o consciencia). La lectura que hace Heidegger (Corti; 2007) de las Confesiones concluye que la pregunta por el tiempo es en definitiva la pregunta por el hombre, está íntimamente ligada a lo que el hombre sea.
Conciencia de temporalidad en la experiencia de composición Todos y cada uno de los entes están afectados por la eternidad del tiempo, la diferencia es que el hombre es el único ser que puede preguntarse y tomar conciencia de la temporalidad. El hombre no se limita a sufrir el tiempo como los demás seres vivientes, sino que lo conoce, le da una significación, una coherencia. Ahora bien, podríamos asegurar que el presente, aunque se nos escapa a cada instante, sólo se cargará de sentido si a sus otras dimensiones, el presente del pasado y el presente del futuro, se les adjudica asimismo significación. Las huellas que están en mí, presentes, de lo que he sido y vivido; y los anhelos y proyectos que poseo, que imagino, a los que dedico no sólo mi expectación sino mi atención actual existen en tanto realidad subjetiva como potencialidad para la acción. Anudadas, copartícipes, las tres dimensiones del tiempo, en igual medida modifican las percepciones del ser y del mundo.
Sobre el significado de la música Conocemos diversas posturas respecto del significado de la música pero nos interesa partir de las que suponen un significado absoluto, intramusical. Algunos como Leonard Meyer sostienen que el significado se obtiene como efecto de la sucesión de expectativas y sus resoluciones o frustraciones, y una vez concluida la obra, se accede a un significado evidente. Otros como el músico Carmelo Saitta o el filósofo Jean-Luc Nancy consideran que ante la escucha, el sonido y el sentido se van construyendo en sincronía. A partir de Nancy (2007) podemos comprender que el estar a la escucha introduce a la temporalidad como dimensión del sujeto, no ya como concepción vulgar del tiempo (Heidegger en Corti; 2007) ponderativa de la sucesión, sino como totalidad sincrónica que retiene, atiende y espera en torno a un presente abarcador de los hechos diacrónicos tanto cotidianos como artísticos. Dimensión siempre presente aunque vuelta hacia la conciencia sólo a partir la experiencia. De todas maneras, más allá de las divergencias, para todos ellos la memoria cumple un rol fundamental, como ley unificadora que confiere coherencia. Favio Shifres en su escrito De nuestra dimensión perdida del tiempo musical a la encrucijada entre performance, desarrollo y evolución (2012), entre otras cosas explica que la música ha logrado independizarse de la danza y del lenguaje por medio de la discretización de sus dos dimensiones continuas que son el tiempo y la altura. En el caso del tiempo, el pulso subyacente permite una serie de acciones cognitivas como predecir las acciones del otro y poder sincronizar en el tiempo (habilidad de contenido comunicacional); poder representarnos lo que ya ocurrió, procesar lo que está ocurriendo y prever lo que va a ocurrir; como así también romper con el “corsé métrico” a través del rubato como timing expresivo. Porque la regularidad (pulso) otorga un ámbito para la exploración, el conocimiento y la manipulación expresiva del tiempo. Y si bien el autor basándose en las aserciones de Stern señala que el significado afectivo se construye en el devenir del tiempo según el modo –y no la calidad – en que los acontecimientos se presentan en el tiempo, finalmente va a afirmar que gracias a que los rasgos discretizados de tiempo y altura distinguen el dominio musical, siempre que aparezcan rasgos de otros dominios menos específicos como pueden ser los del lenguaje o de la danza, van a permitir considerar una ejecución como expresiva, en tanto elementos universales en la comunicación humana. Por todo lo antedicho, la temporalidad como dimensión del sujeto resulta indispensable no sólo para la comprensión de su historicidad y la configuración de su identidad – como hemos tratado en escritos previos (Alvarez, Galliano, Vidret: 2010) - sino también para el abordaje de lo sonoro-musical en sentido amplio. La canción compuesta (ya sea letra, música o ambas), pondera estas dos dimensiones discrecionales que son tiempo y altura, que en interacción con la palabra, involucran varios “niveles temporales” que se detallan a continuación.
Algunos niveles temporales en la composición de una canción La propuesta es pensar ésta caracterización del tiempo - que se da en la experiencia de composición canciones - en niveles, y para ello partimos de algunas ideas halladas en dos escritos, uno de Umberto Eco, “El tiempo del arte” de su libro De los Espejos y otros ensayos (2013) y otro de Jean Francoise Lyotard, “El instante, Newman” de su Libro Lo inhumano (1998). En primer lugar, podemos pensar el nivel de lo que se expresa a la vez que se escucha, tal es el nivel de la producción. Éste abarca la acción constante sobre lo sonoro (tanto la palabra que suena como los sonidos musicales), el ir y venir entre lo que ha sonado, lo que está sonando y lo que me prefiguro que va a sonar; como una totalidad sincrónica y cerrada sobre sí misma, aunque irremediablemente diacrónica, por irreversible (Lévi-Strauss; 1996). Las pruebas y errores, los ecos de los gérmenes que brotan de cada participante, las ideas que se olvidan decididamente, las ideas que se rodean, se bordean, se transforman y crecen. Todo esto se da en un fluir constante de la experiencia deslizada sobre un tiempo que no es el de los relojes, sino un tiempo kairológico que trasciende el orden y la medición. En segundo lugar, el tiempo del “referente diegético” (Lyotard; 1988), de la historia contada, ya sea a partir de datos autobiográficos, anécdotas, aromas, imágenes, personajes queridos, anhelos, etc. o de ideas fantaseadas. Tiempo también de la cultura (histórica y compartida) que lleva a reconocer gustos musicales, a reproducir estilos, a compartir el archivo del tiempo de sus competencias enciclopédicas (Eco; 1985). Tercero, el tiempo que se da entre encuentros, la temporalidad que une y da continuidad a la composición más allá de cada encuentro, como puede ser la expectativa de reanudar la composición de la canción inconclusa. El tiempo de la serie, entendida para nuestro caso como la sucesión de los encuentros, instala puntos de suspenso y obliga a recordar (Eco; 1985). Cuarto, el tiempo de la composición acabada, que sitúa a la canción compuesta como producto disponible para la persona que lo creó, obra de tiempo estático que al re-crearse participa nuevamente de la trama temporal. Queda igualmente a disposición de nuevos concurrentes o cualquier otro destinatario. Quinto, la idea de “recomposición” de Umberto Eco (1985) que supone una operación manipulatoria sobre el vehículo de la expresión y que hace del “tiempo ejecutivo” una posibilidad: interpretarla, ensayarla, incorporarle matices, introducirle nuevos elementos que los participantes fueron pensando y garabateando durante la semana. Sexto y último, la posibilidad de grabar y escuchar la canción compuesta conjuntamente ofrece una perspectiva diferente a la de estar haciéndola en tiempo real. El registro ofrece una distancia del “tiempo ejecutivo”, para abrir a una “reflexión”, para sujetarse a los elementos más diferenciables de lo creado, pero no como inamovibles sino para apropiárselos. El “tiempo del consumo” (Lyotard; 1988) necesario para contemplar y comprender la obra. c) Objetivos y ventajas que involucran las experiencias de composición de canciones con adultos mayores En cuanto a los objetivos que podemos plantearnos en torno a un envejecimiento saludable, la composición de una canción, apela a la temporalidad del proyecto como futuro producto a concluir, un futuro que se carga de sentido desde un proceso que resulta significativo para la persona. En este proceso, respecto de la experiencia personal, la historia de vida, la afirmación de sí y el sentido de trascendencia se conjugan en la experiencia. En cuanto a la experiencia relacional, se promueve el conocimiento mutuo y el valor de la co-participación con un objetivo común. Y respecto de la experiencia colectiva, se procura mejorar la auto- percepción aboliendo prejuicios que se asumían como ciertos. Específicamente, respecto de la experiencia musical, focalizar en sus niveles temporales significa posar la atención en la creación presente que improvisa con los elementos a disposición (sonido y palabra), en cuyo proceso se pueden evaluar posibilidades de adecuación de los elementos sonoros en tiempo y forma, dentro de una dinámica grupal. Pero además recae en una temporalidad que será la del pasado, no sólo por las eventuales evocaciones y elaboraciones reminiscentes, sino porque aquélla canción compuesta ha quedado como material interpretable por nuevos concurrentes, por niños de la escuela vecina, ha quedado como canción para ser compartida en festejos junto a otros centros, en definitiva, es pasible de convertirse en legado. En el transcurrir sonoro la persona va anudando sonido y sentido, más o menos literal, más o menos metafórico, palabra y música se hilvanan al paño temporal, que es tal sólo por la permanencia que le confiere el ser presente. Ahora bien, esto sucede en cada una de las experiencias musicales ya sean de audición, de re-creación, de improvisación o de composición. ¿Por qué entonces posamos nuestra atención especialmente sobre la composición de canciones? Entre otras cosas porque la canción compuesta es más accesible de recordar, de retomar, de nominar. Una vez concluida no sólo la conjunción de letra y música facilita su recuperación sino también algunos aspectos estructurales como lo es la forma en relación a un género musical. Por otra parte, es un producto que puede ser compartido de manera accesible con otros actores sociales: familia, otros centros, instituciones barriales como escuelas, etc. Pero el acceso a la composición de una canción y la manera de hacerlo no están pautados previamente, no están planificados y organizados como pasos a seguir; sino que la continuidad entre las experiencias musicales (receptivas, re-creativas, improvisacionales, compositivas) (Alvarez, Vidret: 2011) se deriva de la apertura y lectura de lo emergente, hecho que a la vez conduce a la flexibilidad del encuadre en tanto permeable a las condiciones expresivas evaluadas como más pertinentes al devenir lógico del encuentro. El musicoterapeuta descubrirá en algún hecho, algún indicio que le ofrezca la posibilidad de guiar al grupo hacia la creación de una canción, proceso que no garantiza siempre alcanzar un producto acabado, pero no por ello se trata de un proceso menos válido.
Algunos ejemplos de composición de canciones que varían en el procedimiento
1) Composición de letra con una música preexistente: a- La letra se compone sin saber cuál será la melodía. Ejemplo: Cantando a la vida, sumate al 4 ( melodía de Vení Raquel, candombe) b- La letra se improvisa sobre la base de una canción elegida. Ejemplos: El orangután (cumbia) – En busca del amor perdido (melodía de As time goes by) 2) Composición de letra y música:
a- Se improvisa una melodía, luego se elige un tema y se improvisa la letra. Ejemplo: Aroma de pan caliente (zamba) b- Se crea una letra producto de la reflexión sobre un tema de interés, luego se improvisa la melodía. Ejemplo: Experiencia de vida (bolero) c- Se improvisa una melodía sobre una base armónica. Luego se va improvisando la letra en sincronía con el canto. Ejemplo: Recuerdos de mi barrio (tango). d- Letra y música se improvisan simultáneamente. Ejemplo: Primavera (vals)
El papel del tiempo en las acciones del Músicoterapeuta
Proponemos, en primer lugar, una escucha atenta a los niveles temporales que se han tratado más arriba. En cuanto a la intervención, creemos que el marco principal puede ser el acompañamiento sonoro. Para facilitar un ida y vuelta entre el tiempo como contexto y el tiempo de la creación es indispensable sostener armónicamente y proporcionar una estructura rítmico-melódica mientras la persona o grupo improvisa. El sostén del instrumento armónico debería ser constante, pero atento a las pequeñas modificaciones o a los cambios radicales. A medida que las ideas van surgiendo, cada participante inicia el canto espontáneamente. Algunas veces sus frases son concluidas u ordenadas por algún par. El musicoterapeuta puede repetir lo que se ha improvisado para afianzar la creación, sólo cuando ésta ya cobró forma. Grabar continuamente es una herramienta indispensable para registrar lo improvisado. Esto facilita, además, que hacia el final del encuentro, se pueda transcribir la letra en un pizarrón o afiche para cantar conjuntamente. Estar disponible ante la expresión y creación del la persona-grupo, requiere centralizar una tonalidad, recapitular, resonar, sincronizar, espejar, conformar el fraseo, completar la melodía, informar sobre la estructura formal, introducir pequeños cambios melódicos durante la improvisación (que pueden o no ser tomados por los improvisadores), complejizar la armonía, ofrecer nuevas secuencias armónicas para los estribillos, etc. Ante las imprecisiones rítmicas y/o melódicas que pudieran surgir en el canto improvisado, el músicoterapeuta puede ofrecer la melodía (ya sea con la voz, el instrumento armónico o ambos) o repetir la frase cantada por la persona pero ajustada en cuanto al tono y la métrica subyacentes observando las posibilidades de escucha y acomodación. Éstas son algunas de las acciones que requieren este tipo de experiencia musical. Todas ellas pueden sintetizarse en una idea de “sostén continuo” o ininterrumpido que procura atender a los niveles temporales que se detallaron más arriba para facilitar la implicancia de la persona en la improvisación y posterior creación de una canción, evitando soluciones del tipo de las pautas o pasos a seguir, que muchas veces olvidan el sentido de estar envueltos y comprometidos en una “experiencia musical”.
Nótese que la prioridad en la experiencia no es el texto. Al improvisar una letra ya sea para la música de una canción preexistente o para una melodía creada conjuntamente, la persona pone en marcha funciones de diferenciación, selección, combinación, repetición, constancia, variación, integración (ICMUS; 2006); que involucran a los elementos rítmicos, melódicos, armónicos, de fraseo y estructura formal, entre otros. Funciones que creemos que sólo pueden verse realizadas en el interior de la experiencia, no así en las secuencias de actividades pautadas para la composición de canciones que no hacen sino escindir sus elementos constitutivos. Este tipo de experiencia musical es rica en recursos diagnósticos y de tratamiento, debido a que permite observar cómo la persona modela, crea formas, a partir de aplicar funciones a los elementos sonoros en el devenir temporal.
Bibliografía
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Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad Rey Juan Carlos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado una nueva técnica de análisis de datos neuronales mediante notas musicales que permitirá comprender mejor cómo funciona el cerebro.
Según los autores de este trabajo, que publica la revista 'Neuroinformatics', la utilización de esta nueva técnica hará posible también explorar nuevas hipótesis de cara a buscar nuevas soluciones en la lucha contra enfermedades como el Alzheimer, la epilepsia o el Parkinson.
Dentro del proyecto 'Cajal Blue Brain', los investigadores han analizado las características morfológicas de las espinas dendríticas de las neuronas cerebrales para detectar patrones en su distribución. Las espinas dendríticas son elementos clave para la comprensión de la cognición, de la memoria y de la organización de las conexiones sinápticas del córtex cerebral.
La base de la investigación realizada ha sido la exploración musical de la morfología de las espinas dendríticas de las neuronas piramidales para descubrir potenciales patrones en las distribuciones de estas estructuras.
Esta es una tarea "muy difícil" debido al irregular posicionamiento tridimensional que presentan las espinas, al gran número de estructuras que se estudian y a la forma de las dendritas donde están ubicadas las espinas.
Con el fin de mejorar el proceso de análisis de estos datos, los usuarios pueden explorar simultáneamente las imágenes de microscopía óptica junto con información visual simbólica extraída de las imágenes y los sonidos musicales generados a partir de las distribuciones analizadas. La exploración musical ha permitido descubrir mucho más fácilmente algunos patrones que visualmente estaban completamente escondidos.
Esta nueva técnica de exploración de la morfología de las espinas dendríticas ayuda a los neurocientíficos en sus estudios sobre la estructura del cerebro, complementando la utilización de otras técnicas clásicas de análisis de datos.
Buscar patrones mediante un microscopio óptico
En concreto, a partir de las imágenes tridimensionales obtenidas mediante un microscopio óptico, el experto puede buscar patrones en las distribuciones de este tipo de espinas analizando interactivamente las diferentes características morfológicas presentes en las imágenes digitales de estas estructuras, como por ejemplo su posición, volumen, longitud, superficie, orientación, etcétera. Para hacer esto se guían por los sonidos generados por una herramienta informática al transformar estas características en notas musicales.
Se puede comprobar el potencial de esta nueva técnica de exploración multimodal accediendo a la web AUDISPINE, aunque no pretende ser una aplicación informática interactiva con plena funcionalidad. Se está trabajando para desarrollar una aplicación que se pueda distribuir a nivel internacional.
La versión disponible en la web implementa la selección de la característica morfológica a analizar y algunas operaciones interactivas tales como fijar la posición del análisis en cualquiera de las dos vistas disponibles (visual o musical); selección de la región de interés en la vista de la dendrita, o recorrido y reproducción musical a distintas velocidades
Sebastián A. Ríos
LA NACION
Nadie puede ser completamente indiferente al poderoso y magnético influjo de la música. Eso es lo que surge de las palabras del doctor Clive Robbins, uno de los musicoterapeutas más relevantes del mundo, cocreador del abordaje terapéutico Nordoff-Robbins, que plantea que todas las personas, incluso las más discapacitadas, poseen una sensibilidad musical que puede ser utilizada para estimular su crecimiento y desarrollo.
"La música es enormemente versátil como medio de terapia, pues actúa en niveles muy distintos. Puede trabajar físicamente, puede trabajar sobre lo cognitivo, a través de las emociones, puede establecer un diálogo interactivo, hacernos mover, puede hacernos pensar", comentó Robbins a LA NACION, que visitó la Argentina para participar del Simposio Internacional de Musicoterapia y Neuropsiquiatría Infantil.
"Si bien su aplicación es conocida en niños con necesidades especiales, en geriatría y en psiquiatría, ha crecido su uso en el área médica en todo el mundo, y actualmente reciben servicios de musicoterapia desde bebes prematuros hasta adultos mayores, pasando por niños y adultos con diferentes diagnósticos", comentó la licenciada Marcela Lichtensztejn, jefa del Servicio de Musicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), que organizó el simposio.
"Tratamientos para el dolor, oncología, neonatología, maternidad, recuperación posquirúrgica, rehabilitación neurológica y la lista sigue. Incluso se utilizan los beneficios de la música para reducir dosis de anestesia o para ofrecer estimulación y calidad de vida a personas en estado de coma", completó Lichtensztejn.
El abordaje terapéutico desarrollado por Robbins junto con su colega, el pianista Paul Nordoff, propone un papel activo para el paciente: el musicoterapeuta no hace música para el paciente, sino con el paciente. Y no hace falta saber nada de música para verse beneficiado con su enorme potencial terapéutico. "El tipo de trabajo que hacemos es llamado «musicoterapia creativa», porque está basado mayormente en la improvisación", explicó Robbins.
Improvisación e investigación
Pero detrás de la creatividad artística que utiliza como herramienta de trabajo el abordaje Nordoff-Robbins, se encuentra una sólida base científica con años de investigación financiados por el Departamento de Salud de los Estados Unidos, que dieron como resultado un método para la planificación del tratamiento, pero también para la investigación clínica en musicoterapia.
"Cada sesión debe ser grabada, y luego debe ser analizada cuidadosamente, antes de plantear la siguiente sesión. Lo importante es tener la libertad para improvisar, pero luego el tiempo para observar lo que uno ha hecho, y hasta dónde el niño [el paciente] ha llegado -dijo Robbins-. Lo que hacemos es utilizar la improvisación musical como una especie de radar que nos permite ver dónde se encuentran las respuestas y qué se puede hacer con ellas."
"Esta metodología de trabajo ha permitido realizar estudios que aportan evidencias clínicas de los resultados de los tratamientos", agregó Lichtensztejn, directora del posgrado de Musicoterapia y Neurología de la Fundación Favaloro.
"Hoy hay estudios sobre la sincronización rítmica y el movimiento en personas con Parkinson, precisamente para mejorar la anticipación, iniciación y ejecución motriz; estudios sobre la utilización del canto para estimular o recuperar el habla; estudios que evidencian los beneficios del uso de la música con bebes prematuros para estimular el desarrollo".
Así, de la mano de una investigación científica cada vez más sólida, el campo de trabajo de la musicoterapia se ha ampliado hasta lugares impesados. Robbins citó, por ejemplo, el caso de un hombre en coma que despertó tras un tratamiento de musicoterapia.
"Lo único que podía hacer era respirar, y el terapeuta simplemente le cantaba al ritmo de su respiración, muy suavemente. Al cabo de unas pocas semanas, comenzó a mover las manos, a abrir los ojos; pero lo destacable es que, una vez recuperado, recordó haber oído la voz de alguien que lo quería ayudar, que quería llegar a él a través de la música."
Científicos de la Universidad de Granada han demostrado que esta técnica disminuye notablemente los síntomas asociados a la enfermedad
Científicos de la Universidad de Granada han demostrado que la musicoterapia, unida a una serie de técnicas de relajación con imágenes guiadas, disminuye notablemente los síntomas asociados a la fibromialgia, como el dolor, la depresión, la calidad del sueño y la ansiedad, por lo que mejora la calidad de vida de estos pacientes. Un estudio experimental, pionero en toda Europa, ha puesto de manifiesto que estas dos técnicas mejoran el bienestar y el poder personal del enfermo, que tiene la posibilidad así de participar en el proceso de su propia curación.
Esta investigación se ha llevado a cabo con pacientes de fibromialgia de las provincias de Granada, Almería y Córdoba. A todos ellos se les realizó un test basal (al inicio del tratamiento), un test post-basal a las 4 semanas de intervención y un segundo test postBasal a las 8 semanas de tratamiento, coincidiendo con el final del estudio.
Los científicos de la UGR aplicaron la técnica de relajación con imágenes guiadas y la musicoterapia receptiva a los pacientes a través de sesiones con el investigador y, fundamentalmente, mediante CDs proporcionados a los enfermos, que constituyeron el tratamiento domiciliario. En todos ellos analizaron variables relacionadas con los principales síntomas de estos pacientes, como la intensidad del dolor, la calidad de vida, el impacto de la enfermedad en su vida cotidiana, los trastornos del sueño, la ansiedad, la depresión, la autoeficacia del paciente, el estado de bienestar y la participación en su propio cambio mediante el conocimiento de su enfermedad.
Abordaje multidisciplinar
La fibromialgia es una enfermedad crónica que afecta y condiciona al paciente en su vida social, personal y laboral, y que requiere, por tanto, un abordaje multidisciplinar, fruto del trabajo conjunto de médicos, fisioterapeutas, licenciados en ciencias de la actividad física y del deporte, psicólogos y enfermeros. Según explican los investigadores de la UGR, su trabajo confirma que la Enfermería tiene herramientas (como la técnica de relajación con imágenes guiadas y la musicoterapia receptiva) que han demostrado ser eficaz en el tratamiento sintomático alternativo de esta enfermedad. El bajo coste, la fácil aplicación, sus numerosos beneficios y el hecho de que el paciente pueda aplicar el tratamiento en su hogar son algunas de las ventajas de esta técnica.
Con todo, los científicos apuntan que “se necesitan más estudios empíricos que aborden otras variables fisiológicas relacionadas con el bienestar producido por estas dos técnicas y que profundicen en la autoeficacia y poder personal del paciente para participar en el proceso de su propia curación”.
Este trabajo ha sido realizado por María Dolores Onieva Zafra, del Departamento de Enfermería de la Universidad de Granada, y dirigido por los profesores Adelaida Castro Sánchez, Carmen Moreno y Guillermo Matarán. Parte de los resultados han sido aceptados para publicarse próximamente en la revista «Pain Management Nursing».
Mi experiencia como musicoterapeuta y coordinadora de una residencia y un centro educativo terapéutico para personas con discapacidad motora, mental y
multidiscapacidad; me ha llevado a la conclusión que la base córporo–sonoro–musical y lo que ella encierra es una clave primordial en el abordaje.
Sabemos que los objetivos y actividades a desarrollar dependen exclusivamente de cada paciente en particular y el vínculo que forma con el terapeuta.
Partimos del concepto de calidad de vida, donde uno de los componentes más significativo es la autodeterminación.
A veces la gente se pregunta... Pero si no entiende nada... Si no se le entiende nada...
Tenemos que abrir la mirada y poder comprender que, por ejemplo Felipe, no es sólo la historia clínica nº x, no es solo un paciente con multidiscapacidad...
Sí!, Felipe es portador de una enfermedad que se denomina parálisis cerebral, tiene hipertonía pero también, tiene varios hermanos, un papá que participa de muchas actividades, tiene una silla de
ruedas, tiene amigos, una sonrisa hermosa, le gusta la música, le encanta (casi está enamorado de) Shakira. Juega con cubos, se enoja cuando se encapricha. Tiene como xxx años (es muy
coqueto)...
Felipe, es Felipe, como cada uno de nosotros, con nuestras falencias (en algunos aspectos él tiene más) y nuestras “perfecciones” (en algunos aspectos, también él tiene mas).
Volviendo al tema, les daré un ejemplo de cómo fue el abordaje desde musicoterapia con Feli (como le gusta que se le llame)
Primero, el vínculo: nos fuimos conociendo a través de la mirada y mi palabra. Sí!, la musicoterapia utiliza el lenguaje no verbal, pero si se necesita, como era el caso; donde
fue imprescindible codificar y darle un significado a lo que decía, la palabra está. Con sus melodías, cadencias, ritmos... La cual acompañé con el cuerpo...
Prestar el cuerpo para el hacer, prestarlo para el juego.
El juego es tan importante como cualquier otra herramienta; a partir de allí, el vínculo fue más fluido.
De los juegos que realizamos (individuales y grupales), muchos fueron vivencias rítmicas sobre su cuerpo, con y sin elementos (instrumentos, peluches) para el reconocimiento de su esquema
corporal.
Masoterapia, movilizaciones y coordinación tratando de tocar algún instrumento con apoyo...
Es importante recalcar que no todas las melodías y estímulos rítmicos sirven para trabajar, cada persona tiene su propia identidad sonora (ISO) que la caracteriza (hay melodías
que tienden a la movilidad y otras a la pasividad, pero no todas surten el mismo efecto), con Felipe se ha utilizado muchas veces música lenta, de ritmos simples, con pocas variaciones tonales,
monótonas; para favorecer la relajación y ampliar los movimientos; pero también se ha utilizado música rítmica, que le gusta a él, alentándolo y motivándolo favoreciendo la autoestima.
Ejercicios de respiración, ubicándome detrás de él, sentir mi respiración y la suya...
Juegos frente al espejo, haciendo gestos, reconociendo sentimientos, ampliando su expresión gestual para mejorar la comunicación. Juegos vocálicos y sonoros variándolos según las circunstancias,
grabándolos, escuchándolos... Asociación de sonidos a colores, a estados de ánimo a través de los sentimientos que se generan, desarrollando de esta manera la emoción. Ampliar la capacidad
receptiva a partir de la vivencia de estímulos sensoriales, enriqueciendo la interacción y capacidades vinculares, etc.
Fueron muchos años de tratamiento, en los cuales los objetivos fueron variando, pero el principal se mantuvo:
Mejorar su canal de comunicación, liberar y encausar el movimiento apuntando a ampliar el vínculo con el otro, la relación con el
medio y mejorar su calidad de vida, favoreciendo de esta manera la socialización.
Gabriela Guaglione - Musicoterapeuta
Muchos estudios científicos e investigaciones avalan el beneficio de practicar musicoterapia en las personas que padecen la enfermedad de Parkinson pero ¿qué es exactamente esta técnica? Se trata de utilizar la música para conseguir objetivos terapéuticos, como la recuperación, el mantenimiento y el aumento de lasalud física ymental. Es la aplicación de algún tipo de música dirigida por un terapeuta profesional, dentro de un contexto terapéutico, para provocar cambios que ayuden al paciente a comprenderse más a sí mismo y a su entorno, con el objetivo de sentirse mejor y más integrado. La musicoterapia tiene un carácter multidisciplinar ya que ve al paciente como una unidad de cuerpo y mente y, por tanto, intenta ayudar en la mejora de los aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales.
El principal objetivo de la musicoterapia en párkinson es ayudar al paciente a
- Adaptarse a su nueva situación vital.
- Mantener las capacidades funcionales y la autonomía el mayor tiempo posible.
- Descubrir o desarrollar nuevos potenciales e intereses.
- Mejorar sus relaciones sociales.
- Incrementar su calidad de vida.
Para lograrlo, los musicoterapeutas utilizan diferentes técnicas:
1.- La reeducación de la marcha es uno de los aspectos más conocidos y trabajados entre los parkinsonianos. Se ejercita la longitud y anchura del paso, la velocidad y la cadencia, como también los cambios de dirección y los cambios de ritmo, el inicio y la detención de la marcha.
Utilizando señales rítmicas externas, también llamadas pistas auditivas, se intenta favorecer y mejorar la marcha, ya que estas pistas a intervalos regulares permiten organizar los movimientos de las piernas.
Los marcadores rítmicos visuales y auditivos pueden ser una gran ayuda para los pacientes de párkinson. Las pistas auditivas son sonidos que marcan el inicio y el final de cada paso, es decir, determinan el ritmo y la duración del movimiento. Cuando la pista auditiva cambia de velocidad o de pulsación, los pasos deberán adaptarse a esta novedad, reorganizando el movimiento para acompasar la marcha a este nuevo ritmo. El entrenamiento se realiza utilizando música con ritmos muy marcados a distintas velocidades ya que, gracias a ella, los movimientos se realizan con mayor fluidez. La música es un poderoso inductor y organizador para el movimiento y se dice que los parkinsonianos bailan mejor que andan.
Además de la utilización de señales auditivas, en la reeducación de la marcha se emplean esquemas de movimientos organizados y secuenciados. Estas pequeñas y sencillas “coreografías” enseñan a modificar la trayectoria de los pasos (hacia atrás, adelante, izquierda, derecha, laterales, cruzados, etc.) mientras se ejercitan otras destrezas como coordinación, memoria y atención. Los pasos de baile y las diversas formas de desplazamientos ayudan a ejercitar la memoria cinestésica. Este tipo de memoria, a la que también se le llama inteligencia corporal, está relacionada con la percepción del espacio y del tiempo, y su entrenamiento resulta muy útil para el control postural y para mejorar la coordinación motriz.
2.- La expresión corporal ofrece la posibilidad de experimentar con el cuerpo como forma de crecimiento personal y de comunicación con otras personas y, desde esa doble finalidad, es como se plantea en las sesiones de musicoterapia. El paciente aprende a estar más atento, a sentir su cuerpo y a desarrollar la consciencia corporal, algo casi indispensable para personas con trastornos del movimiento. A nivel de expresión corporal, el objetivo principal es desarrollar la capacidad de explorar el movimiento para volverlo expresivo, potenciando la capacidad imaginativa y creativa de manera individual y grupal.
3.- Las improvisaciones vocales, instrumentales, mixtas y corporales se convierten en un medio de expresión del mundo interior de cada persona. Es aquí donde poco a poco afloran aspectos más íntimos. Cuando improvisa, el paciente puede sacar fuera los sentimientos que a veces no se atreve o no sabe verbalizar, ayudando así al desbloqueo emocional. Con esta técnica, los pacientes encuentran un espacio personal para reflexionar sobre sus sentimientos respecto a la enfermedad y su relación con los otros.
4.- Interpretación vocal. En musicoterapia las canciones sirven para ejercitar entonación, articulación, respiración y memoria. Con una guitarra y un reproductor de música realizamos ejercicios para mejorar la inteligibilidad del habla, ya que las canciones ayudan a controlar la velocidad de las frases, a respetar los tiempos de silencio y a mantener una cadencia constante.
También se utilizan canciones y sonidos como ejercicio de memoria y atención, intentando recordar letras y melodías,y tambiénrecordando épocas o lugares. La percepción auditiva ayuda a reconocer, discriminar e interpretar estímulos auditivos asociados a experiencias previas.
5.- Interpretación instrumental. En musicoterapia los instrumentos musicales se emplean para ejercitar los aspectos rítmicos y melódicos, y para trabajar la expresión, la creatividad yla improvisación. Los instrumentos ayudan en la manipulación (explorando las posibilidades sonoras del instrumento), en la ejercitación de la motricidad fina y gruesa (habilidad para tocar) y en la orientación espacial (formas de tocar). Con percusión de tambores, platillo y darbuka se ejercitan ambas manos, al mismo tiempo que centra la atención y, a veces, empuja a echar fuera sentimientos guardados de frustración y rabia.
¿Y qué es necesario para asistir a una clase de musicoterapia? No hace falta conocimientos musicales, sólo dejarse llevar. La Asociación Parkinson Madrid lleva once años ofreciendo este servicio a los afectados de párkinson. Si estás interesado, llámalos al 914 340 406 o escríbeles a parkinson@parkinsonmadrid.org
Artículo del blog Know Alzheimer.
El deterioro cognitivo así como las demencias tipo Alzheimer están causando estragos en nuestra sociedad. Cada vez hay más consciencia de la necesidad de hallar formas para abordarlas desde todos los planos posibles, ya que su prevalencia va en aumento, nuestra población se está envejeciendo y además son trastornos con tendencia a cronificarse y que no tienen cura.
Entre los objetivos más compartidos por los profesionales que atendemos a estas personas está el de mejorar su calidad de vida y retrasar en lo posible el avance de la enfermedad.
Paralelamente a los avances científicos, dentro del campo de la medicina, encaminados a descubrir la posible etiopatogenia y los posibles factores desencadenantes de estos procesos, así como nuevos tratamientos farmacológicos, han ido evolucionando progresivamente las aportaciones de las “terapias no farmacológicas“.
Las terapias no farmacológicas son aquellas cuya intervención terapéutica no se basa en agentes químicos, sino más bien en la facilitación de un contexto de estimulación y psicosocial adecuado a las necesidades de las personas que participan en ellas.
Esta regulación del contexto de interacción se asienta también en el conocimiento científico, en el sentido común y en la experiencia del profesional que la lleva a cabo. Las terapias no farmacológicas se pueden orientar tanto a las personas afectadas por algún tipo de demencia como a quienes les cuidan, ya sean familiares o profesionales. El principal agente de cambio en estas terapias es el propio profesional que, con sus intervenciones, va facilitando los procesos de cambio necesarios para estimular el área cognitiva, psicomotriz y emocional.
Entre las terapias no farmacológicas destacan las terapias artístico creativas, que son aquellas que emplean los lenguajes artísticos para favorecer la salud emocional y mental de las personas. Son disciplinas que estudian, desarrollan y aplican técnicas, estrategias y métodos para establecer una relación de ayuda socio-emocional mediante uno o varios lenguajes artísticos para poder así atender a las necesidades socio-afectivas y del desarrollo integral de cada persona y poder abordar las dificultades o alteraciones emocionales y/o conductuales significativas que puedan presentarse.
Cada una de ellas es una forma de psicoterapia en la que la experiencia estética al practicar un lenguaje artístico para la estimulación de un proceso creativo dentro de un encuadre terapéutico, propicia cambios significativos y necesarios para la persona.
De entre todas ellas, la Musicoterapia destaca tanto por su amplio uso, como por su original práctica, versatilidad, eficacia y producción de conocimiento.
La Musicoterapia parte de una concepción integral del ser humano, en la que se asume el concepto de salud y enfermedad en la línea con la definición de la Organización Mundial de la Salud. La enfermedad no es tanto la ausencia de salud sino la dificultad o incapacidad para acceder al propio potencial dentro del contexto concreto en el que vive la persona, asociado a una privación de bienestar físico, mental y social (Organización Mundial de la Salud, 1948, 2001). Y por el contrario, la salud se concibe como un recurso que permite a las personas llevar una vida individual, social y económicamente productiva. Por tanto, partimos ahora en esta nueva definición de un concepto positivo y más integral de la persona.
Entre las múltiples ventajas que ofrece la Musicoterapia para ayudar a personas también está su amplio abanico de metodologías que facilitan el acceso a la emoción, tanto para activarla como para equilibrarla, pudiéndose trabajar de forma muy normalizada dentro de los contextos naturales donde se encuentran las personas que necesitan este tipo de apoyo. Al fin y al cabo, la gente hace y/o comparte música con otras personas.
La música es sintáctica y está formada por diversos elementos organizados jerárquicamente (tonos, intervalos y acordes). Diversas investigaciones demuestran que música y lenguaje tienen representaciones corticales diferentes y, además, se pueden ver alteradas de manera independiente. Por otro lado, la ejecución musical, como acto motor voluntario, supone la implicación de áreas motoras que interactúan con áreas auditivas. Así mismo diversos estudios a nivel cerebral afirman que el procesamiento musical es realizado por un sistema específico de información mental que está formado, a su vez, por otros sistemas más específicos para procesar sus distintos componentes de manera que, cuando se analiza un estímulo acústico, se accede al sistema específico para su análisis (componente rítmico, melódico, armónico, tono, intensidad, etc.) a nivel córtico cerebral.
Así cuando escuchamos una canción, primero realizamos un análisis acústico a partir del cual los diferentes sistemas se encargarán de analizar cada uno de los componentes musicales: la letra será procesada por el sistema de procesamiento del lenguaje, el componente musical será analizado por el área de organización temporal (analiza ritmo y compás) y el de organización del tono que será codificado en el cerebro por el área específica para ello.
La música tiene además, la capacidad de provocar en nosotros respuestas emocionales que cuando son positivas induce conductas de aproximación. La música despierta emociones de manera inmediata.
Según lo anterior es probable pues que en personas con afectación cerebral se mantengan intactas algunas capacidades relacionada con el léxico musical ya que este se procesa en áreas cerebrales distintas a las que controlan las funciones vitales habituales.
La música pues, habiéndose ya reconocido como lenguaje propiamente dicho con propiedades incluso más extensas que el lenguaje verbal es capaz, por esta misma razón, de fomentar la reactivación de capacidades mentales y cognitivas que el cerebro, por el propio proceso de envejecimiento o por otras causas de tipo patológico, tenía almacenadas en proceso de desuso.
A nivel del área cognitiva, un área que se somete irreversiblemente a deterioro por el proceso de senectud, la música y concretamente la melodía musical ejerce un importante papel estimulador de facultades como la memoria, el lenguaje, la atención, orientación espacial y temporal.
A nivel físico, el ritmo musical también posee la capacidad de influir positivamente en fomentar las funciones del área psicomotriz, promoviendo de esta forma el movimiento autónomo.
En el terreno emocional, como ya se ha apuntado, la música es capaz de desenterrar sentimientos y evocar sensaciones vividas con tanta calidad y rapidez que permite reforzar la integridad de los pacientes en los que el paso del tiempo ha ido borrando los hechos que han forjado su historia personal.
Así mismo, estos hechos pueden ser, también a través de actos musicales, compartidos por otros individuos afines ejerciendo entonces la música el poder sociabilizador también innato en este arte ya que la música es universal, imperecedera, quedando latente en el subconsciente de los seres humanos formando un tándem con sus recuerdos.
Posteriormente se ha evidenciado que el éxito terapéutico de la música depende de las adaptaciones apropiadas de ésta a los niveles de funcionamiento y capacidades de los usuarios así como a su propia idiosincrasia. Dichas adaptaciones deberá realizarlas siempre un profesional especializado, dicho de otro modo, un profesional musicoterapeuta.
Así pues según la Worl Federation for Music Therapy (2006) se define la Musicoterapia como la utilización de la música y/o sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta profesional, con un paciente o grupo de pacientes en un proceso diseñado para promover y facilitar la comunicación, la interacción, el aprendizaje, la movilidad, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos para trabajar las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas de las personas.
El objetivo principal de la Musicoterapia sería el de desarrollar el potencial y/o poder restaurar las funciones de la persona con demencia de manera que pueda conseguir una mejor integración intra y/o interpersonal, y consecuentemente, una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación o tratamiento.
Más concretamente y ya dentro del contexto puramente geriátrico, la musicoterapia se entiende como la utilización especializada de la música al servicio de personas mayores que necesitan ayuda a nivel fisico-motriz, cognitivo y/o socioemocional.
El hecho de poner en marcha programas colectivos destinados a pacientes seniles con el objetivo de frenar el deterioro de sus facultades físicas y mentales, cuyo vehículo sea el estímulo musical, permite ofrecer a este colectivo una alternativa para mejorar su autoestima que se verá reflejada en un menor aislamiento social y en una mejora en la realización de sus actividades cotidianas.
Muchos de estos programas ofrecen la posibilidad de integrar también a los cuidadores de estos individuos que son los primeros en detectar los cambios, generalmente de comportamiento y carácter de su familiar con demencia, lo cual marca un rumbo diferente en su interrelación, provoca preocupación por la falta de control de la nueva situación y esta puede transformarse progresivamente en ansiedad si no se les ofrece una vía que permita conllevar el problema. Compartiendo sentimientos y experiencias en este programa conjunto tal vez pueda evitarse el avance rápido hacia un mayor grado de dependencia, disminuyendo así la tensión emocional de dicho cuidador.
La Musicoterapia se ha aplicado en el área de las demencias siempre con el objetivo de mejorar o mantener habilidades específicas en las diferentes áreas funcionales así como en las diferentes fases de la demencia.
En el área psicomotriz, el deterioro enhabilidades motrices es una característica de las demencias. La música ha demostrado ser un activador excelente de las funciones cerebrales relacionadas con el ritmo, elemento musical muy relacionado con las funciones motrices.
En el área cognitiva, la música es un gran estimulador de funciones propias de esta área como la memoria, la atención, el lenguaje, la orientación, funciones que también se ven afectadas en pacientes con demencia. De aquí deriva la importancia de la terapia musical.
En el área psicoemocional, algunos signos típicos de la demencia son la apatía, el aislamiento i la perdida de habilidades sociales en general. Se ha observado que las personas con demencia que no participan durante periodos largos en actividades significativas son más proclives a síntomas como ansiedad, depresión y paranoia.
En cambio, la participación de estas personas en actividades que contribuyen a tener un sentimiento de éxito, afecta de forma positiva en la disminución de emociones negativas y en otro tipo de mejoras como interacción personal, socialización y comunicación, estado anímico más positivo, aumento de las muestras de conductas sociales (sonrisas, contacto ocular, contacto físico, comunicación y expresividad, adaptación a nuevas situaciones, etc.).
Neurólogos de gran prestigio como el Dr. Oliver Sacks han manifestado que la música posee la capacidad exclusiva para organizar y reorganizar la función cerebral cuando esta está alterada.
Otras conclusiones a las que se ha llegado tras revisiones bibliográficas así como estudios clínicos son las siguientes:
- Las personas con demencia, a pesar de manifestar déficits de lenguaje y memoria continúan cantando canciones del pasado y bailando con melodías antiguas (Braven 1992)
- La música puede ser un canal de comunicación para recordar y repasar eventos importantes de la vida (memoria biográfica)
- Mientras el lenguaje común se va deteriorando, ciertas habilidades musicales continúan preservándose como seguimiento de una línea melódica o pauta rítmica.
- La Musicoterapia ofrece un sentimiento de éxito y logro, de dinamización y estimulación, de evocar palabras, de calmar y dar confort al enfermo y a su cuidador.
- La música puede paliar algunas reacciones conductuales y/o emocionales, especialmente en las etapas más avanzadas de la enfermedad de Alzheimer.
La aplicación clínica de la Musicoterapia en el campo de las demencias se ha llevado a cabo tanto desde el punto de vista cognitivo-conductual como desde el psicodinámico y también psicoafectivo, abarcando el contexto global del enfermo pudiéndose intervenir con esta forma de terapia a tres niveles:
Los talleres de Musicoterapia para enfermos de Alzheimer resultan una alternativa terapéutica muy eficaz que complementa al tratamiento médico y farmacológico pautado ofreciendo una terapia no farmacológica cuyo resultado puede contribuir a una enlentecimiento en el avance de la enfermedad y a mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes afectos como, secundariamente, la sobrecarga de su cuidador.
Tanto es así que su implantación a nivel institucional se va viendo ampliada día a día.
A nivel personal, mi interés sobre el tema se despertó a raíz de la lectura de diversos trabajos de investigación al respecto principalmente provenidos de países anglosajones. A ello también contribuyo la excelente memoria musical de mi madre afecta de Alzheimer que tarareaba sin saltarse una sola nota la canción “Quién será la que me quiera a mí” ó “Cielito Lindo” y tecleaba al piano alguna pieza musical de las de siempre, cuando no recordaba quien era el presidente del gobierno, y mucho menos a que día estábamos, o ya no podía contar hacia atrás de tres en tres cuando visitaba a su neurólogo.
A raíz de dichas circunstancias empecé a tomar conciencia del papel fundamental que realiza la música no solo en nuestra vida sino a nivel global, es decir en nuestra sociedad y en nuestra cultura y, el hecho de ver que esto era extrapolable a otras sociedades, a todas las culturas y además desde tiempos inmemorables me pareció fascinante.
El descubrir que existían unos estudios basados precisamente en este poder implícito en el lenguaje musical fue el detonante para iniciar una nueva singladura en mi vida profesional basada ya no solo en el interés de ofrecer una solución terapéutica a un problema orgánico o psíquico desde el punto de vista médico como exigía mi profesión, sino aumentar la visión del ser humano desde un prisma diferente, desde un enfoque más emocional donde la conexión se realizaba a nivel de la emoción, de la empatía, del lenguaje sin palabras, a través de la “ mirada musical”.
Un buen día, cuando fui a llevar a mi madre al centro de día una de las cuidadoras me comentó lo bien que cantaba y lo bien que recordaba las melodías y la ilusión con la que lo hacía. Esto me hizo inclinarme hacia el hecho de poder descubrir cuál es la respuesta musical y como estimularla en pacientes cuyo grado de cognición se encuentra en proceso de regresión. Que técnicas y estrategias son las más adecuadas para obtener este feedback sobretodo en pacientes cuya musicalidad se ha mantenido aletargada o que tal vez nunca hayan tenido la oportunidad de descubrirla.
Algunas lecturas sobre este tema hicieron aumentar mi interés al demostrarse, en algunos trabajos de carácter científico, que la estimulación musical podría ser de gran utilidad para trabajar sobretodo el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer en estadios avanzados como en el caso de mi madre en cuyas circunstancias la terapia farmacología habitual ya no tiene fundamento.
Hasta la fecha, mi experiencia en el tema ha sido muy gratificante, tal y como apoyan también los pacientes que acuden con gran motivación a las sesiones.
Desde aquí ánimo a los afectados de Alzheimer u otro tipo de demencias a que compartan experiencias musicales pero, a ser posible, con personal cualificado para ejercer en el campo de la Musicoterapia.
Dra. Mª Rosa Gutiérrez Grau
Médico de Familia y Musicoterapeuta
El Centro de Referencia Estatal de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias de Salamanca, dependiente del Imserso, ha apostado desde el primer momento por las terapias no farmacológicas, considerando a la Musicoterapia como parte del equipo multidisciplinarque interviene en fases de valoración, definición de objetivos, establecimiento del Programa de Atención Individualizado (PAI), intervención, seguimiento y evaluación de cada uno de los usuarios.
La musicoterapia, según la Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT, 2011), es…
«… el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar su salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual y su bienestar. La investigación, la práctica, la educación y la instrucción clínica en la musicoterapia están basados en estándares profesionales según los contextos culturales, sociales y políticos».
La música es una poderosa herramienta terapéutica que, entre otras cosas, nos permite acceder a nuestras emociones, recuerdos y vivencias.
Las canciones que han formado parte de la vida de la persona con demencia se convierten en grandes cómplices, conocidos y reconocidos desde el instante en que comienzan a sonar sus primeras notas. La persona que se encuentra desorientada halla en sus canciones de vida la sensación de estructura, familiaridad y predictibilidad.
Las personas con demencia progresivamente van encontrando dificultades para reproducir o comprender el lenguaje verbal. Sin embargo, siguen conservando la capacidad de cantar canciones, incluso de aprender otras nuevas. Esto puede tener relación con lo que señala David Aldridge (1998), «mientras el deterioro del lenguaje es una característica del déficit cognitivo, las habilidades musicales parecen ser preservadas. Esto puede ser porque los fundamentos del lenguaje son musicales, y son prioritarios a las funciones semánticas y léxicas en el desarrollo del lenguaje».
La composición de canciones, el canto grupal, la estimulación vibrotáctil o la improvisación, son algunas de las técnicas empleadas que permiten abrir canales de comunicación y expresión entre paciente y terapeuta mediante la voz y/o instrumentos musicales, a través de los cuales la persona con demencia puede «interpretarse» a sí misma en el aquí y ahora. La música ofrece un lenguaje simbólico que permite expresar aquello a lo que no se puede poner palabras, un lenguaje inmediato, profundo y real.
Cabe apuntar que no es sólo la música la responsable del cambio terapéutico, sino también el hecho de que ésta se dé en un marco específico y sistemático, donde se establece una relación terapéutica, de ayuda y atención, entre terapeuta y paciente. Es decir, dentro de un contexto terapéutico y de un proceso interpersonal. La musicoterapia proporciona un lenguaje para expresar y compartir emociones, un motor que estimula el movimiento y es capaz de cambiar conductas, la vía para llegar a los recuerdos y la conciencia para que resuenen en el presente.
Esther García Valverde, musicoterapeuta de EULEN sociosanitarios para el CRE de Alzheimer